Columnistas

Página quince: No es un libro; es dinamita

En ‘Verdades sin anestesia’, como un médico honesto y responsable, Santiago Manzanal le advierte al paciente de que el proceso al que será sometido dolerá.

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La autocrítica no es un ejercicio mental placentero. Eso no lo ignora nadie. Sabe a aceite de ricino, tiene un regusto ácido y ferruginoso que las papilas gustativas de nuestra alma rechazan desde que entran en contacto con ella. Sin embargo, es imposible crecer intelectual y espiritualmente sin practicar esa calistenia, esa higiene del alma llamada autocrítica, y esto es cierto tanto de los individuos como de las colectividades y las naciones.








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