Columnistas

Otra narrativa para Europa

La incapacidad de Europa para crear una narrativa común dañó su ventaja de “poder blando” sobre estados no democráticos como China y Rusia.

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MADRID – Cuando en 1957 se fundó por el Tratado de Roma la Comunidad Económica Europea, predecesora de la Unión Europea (UE), la narrativa que la definía era que la integración económica contribuiría a alentar el crecimiento, fortalecer la democracia y enterrar los fantasmas del pasado violento de Europa. Es decir, el objetivo de inmunizar a Europa contra las enfermedades del nacionalismo, el populismo y el autoritarismo era inherente al proyecto de integración europea después de la Segunda Guerra Mundial.








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