Columnistas

Nuestra causa es la causa de la democracia

No sin violentas y dolorosas convulsiones, a las mujeres se les ha ido aceptando como iguales y merecedoras del mismo respeto y consideración que se brinda a los hombres

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La historia de la democracia bien podría resumirse como la historia de la civilidad y la igualdad. La historia de nuestro progresivo reconocimiento como personas, a lo largo de la cual, no sin violentas y dolorosas convulsiones, hemos ido aceptándonos como iguales y, en ese tanto, merecedoras del mismo respeto y consideración.








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