Columnistas

Los difíciles representados

Pues sí, la democracia es inevitablemente desordenada y hasta gritona

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En casi todos los países democráticos hay acuerdo casi universal entre las ciudadanías en que los representantes políticos (presidentes, diputadas, líderes políticos) no los representan bien. Que solo andan pensando en ellos y su grupito, que les importa un pito la gente, que se sirven con cuchara grande, que les falta inteligencia, honradez y un sinfín de virtudes cívicas. O sea, no queda títere con cabeza.








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