Columnistas

Los árboles

Después de un día, de un mes, de un año de pasar las noches en un bosque alejado, se comienza a escuchar un ruido distinto, sensación de beligerante paz

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Viví en un bosque en mi juventud, de los dieciocho a los veintiún años. Ríos caudalosos y sonoros y pequeños arroyos que obligaban a la cercanía para poder escucharlos. Y árboles altos, espigados, orgullosos de su majestuosidad, de roble, quizarrá, cedro y laurel. También higuerones, en proporción menor, buscando siempre las aguas que van de paso.








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