Latinoamérica se ha caracterizado por experimentar enormes oscilaciones políticas. De gobiernos que destruyen la economía con políticas claramente insostenibles, pasan a otros que tratan de restaurar el orden, para luego caer en manos de un populista que quiere repartir hasta lo que no hay.
Argentina es un claro ejemplo de ello. Es un país con enormes extensiones de tierra sumamente productiva, apta para producir granos y carne, con uvas para vino y grandes reservas de minerales explotables, como la plata que le dio su nombre.
A principios del siglo XX, Argentina era uno de los países más ricos del mundo, su ingreso per cápita era superior al de la mayoría de los países europeos. Pero de ahí en adelante, ha experimentado gran cantidad de golpes de Estado, recesiones, defaults de la deuda, hiperinflaciones y grandes devaluaciones. Su ingreso per cápita es hoy menos de la mitad que el de la Unión Europea.
El 19 de noviembre, los argentinos tendrán que escoger entre dos opciones diametralmente opuestas, en el balotaje (segunda vuelta) de las elecciones presidenciales.
Por un lado, Sergio Massa, ministro de Economía del gobierno, peronista y responsable, en buena medida, de la crisis actual, que tiene al país en una inflación de más del 100 %, una devaluación (oficial) de más del 50 % y la producción cayendo más del 10 % en el año. Aun con este antecedente, obtuvo el 37 % de los votos en la primera ronda.
Por otro lado, Javier Milei, economista libertario que propone desmantelar el sistema de estado benefactor y asistencialista, cerrando varias instituciones, entre ellas, el Banco Central para dolarizar la economía. Aun cuando Milei propone recortar las ayudas a diversos grupos y hacer el Estado más pequeño, obtuvo el 30 % de los votos en la primera ronda.
Los argentinos pareciera que están indecisos en cuanto al cambio que quieren. Deben estar hartos de promesas que no les cumplen y de esquemas que, en teoría, deberían ayudar a la gente, pero terminan favoreciendo a unos pocos. Sin embargo, no parecen estar listos para cambios radicales.
Qué tanto Massa se incline más al centro, con propuestas de políticas más sostenibles que las del gobierno actual, o qué tanto Milei logre convencer a los votantes de que sus políticas son viables y beneficiosas a largo plazo (a pesar de los dolores a corto plazo) podría ser la clave para la definición del balotaje.
El autor es economista.