Economistas, funcionarios, empresarios y periodistas sostuvimos un largo debate cambiario, un cuerpo a cuerpo de sangre, sudor y guantes que, a ratos, evocaba a Hanna Gabriels. ¿Quién ganó la pelea? Todavía no suena el campanazo final, pero vienen nuevos rounds.
Cuando Olivier Castro lideró el BCCR, le dieron duro. Le reclamaban intervenir en el mercado para evitar alzas en el tipo de cambio (TC). Él alegó que, dados los “fundamentales”, no se justificaba devaluar. Yo lo defendí: no perdió reservas (salvo en cortos períodos para defender el colón de la especulación), el déficit en cuenta corriente se financió con inversión directa y el sector externo era sostenible, según análisis del FMI.
Ese round no favoreció a los exportadores; no lograron torcerle el brazo al Central. Entonces, politizaron el asunto. La política cambiaria cobró vigor en la última elección con tesis opuestas. Yo sostuve que el TC debía depreciarse solo ante cambios en los “fundamentales” y no convenía forzar ajustes para ganar ventajas competitivas. Mi argumento era, y es, que el TC rondaba el equilibrio. Esta tesis prevaleció en la segunda ronda electoral, pero no cortó el debate. Sentían que se les abría una ventana de oportunidad en la nueva administración, proclive a que el mercado, no el Estado, fijara el equilibrio, pero cuando se anunció más flexibilidad se desató un malsano frenesí y las cotizaciones se dispararon. Un titular agregó: “¿A dónde llegará el precio del dólar en diciembre?”. Obviamente, incitaba a especular. Poco después, llegó a ¢630 por dólar y se perdieron $1.000 millones de reservas.
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La escalada era injustificada, mas guardé silencio. Luego, alguien voceó: ¿Por qué Guardia tan callado? ¡Calma!, me dije: quien ríe de último ríe mejor. Así fue. El BCCR intervino, estabilizó la moneda, recobró gran parte de sus reservas, el mercado volvió a ser superavitario y el TC comenzó a bajar. Hoy, pisa niveles afines a los que yo defendí (¢575) y coincide, grosso modo, con el vigente en agosto del 2018, cuando Olivier dejó el BCCR (¢568). Las reservas también rondan parejas. Conclusión: no estaba tan desalineado. Entonces, me toca repreguntar: ¿A cuánto llegará el dólar en diciembre? No lo veo dispararse. Pero, tras el advenimiento de los eurobonos, ¿sufrirá el BCCR nuevas presiones para intervenir, pero a la inversa? No descarten otros rounds en este debate.
El autor es abogado y economista.