El exceso de luz artificial tiene graves consecuencias en la salud del planeta, y va en aumento. Con esto en mente, a principios del 2023, la revista Science publicó una edición especial para alertar sobre la contaminación lumínica. Esta edición incluyó, entre otros, un estudio de ciencia ciudadana realizado por la organización Globe at Night, en el 2016.
Hay tres tipos principales de contaminación lumínica: la primera se conoce como intrusión de la luz, y sucede cuando la iluminación del alumbrado público se cuela por nuestra ventana, mientras dormimos.
La segunda es el deslumbramiento, que se produce cuando una luz artificial blanca incide directamente en el ojo. Debido a la pérdida de contraste, este tipo de contaminación disminuye la capacidad de visión de conductores y peatones, por lo que suele causar accidentes de tránsito.
El tercer tipo de contaminación lumínica es el brillo en el cielo, el cual se produce por la combinación de toda la luz artificial reflejada y dirigida hacia él, en todas direcciones, sin blindaje y en intensidades diferentes.
Aunque solemos relacionarla con grandes urbes, como Nueva York o Shanghái, lo cierto es que el 83 % de los cielos planetarios están contaminados. El porcentaje asciende al 99 % en Europa y Norteamérica. Para colmo de males, Globe at Night advierte de que este tipo de contaminación incrementa anualmente, en todos los países, entre un 7 y un 10 %.
Es relativamente fácil comprobar este dato: intente mirar las estrellas o identificar alguna constelación desde la avenida central, en San José.
El poder de uno
Globe at Night es, en realidad, una campaña internacional enfocada en crear conciencia sobre la contaminación lumínica y la necesidad de modificar nuestro patrón de consumo eléctrico. Los datos de monitoreo de los cielos nocturnos se pueden enviar, desde cualquier parte del mundo, a través de la aplicación.
No hace falta estudiar astronomía para alimentar la base de datos de Globe at Night, porque, como mencioné antes, se trata de estudios de ciencia ciudadana. Las contribuciones consisten en mediciones, anotaciones sobre temas muy especializados o conocimientos locales.
En los últimos 15 años, Globe at Night recopiló más de 200.000 mediciones en 180 países, las cuales se pueden consultar, en línea y de forma gratuita, en un mapa interactivo disponible en el sitio www.globeatnight.org.
El mundo al revés
Por lo general, nuestra jornada de trabajo transcurre en entornos cerrados, que requieren iluminación. Por las noches, en cambio, el brillo artificial traspasa de forma intrusiva las cortinas de la habitación y perturba nuestro sueño.
Las consecuencias de oscurecer nuestros días e iluminar nuestras noches son peligrosas para la salud física y mental: supresión de melatonina, alteración del ritmo circadiano y trastornos varios en la flora intestinal.
En lo que respecta a los animales, los que más sufren son los que están adaptados a la oscuridad de la noche. Las luciérnagas macho, por ejemplo, no pueden encontrar a las hembras a causa del brillo nocturno, situación que reduce las oportunidades de apareamiento y reproducción.
Los escarabajos peloteros toman instantáneas del cielo para trazar su trayectoria, que fijan según la posición de la luna y las estrellas. Como el brillo entorpece la observación de los cuerpos celestes, estos insectos utilizan las lámparas del alumbrado público como punto de referencia, pero no siempre logran orientarse, porque su brújula natural funciona de otra manera.
Apague la luz
También perdemos contacto con la naturaleza y con nuestras raíces cuando dejamos de mirar las estrellas. En la lista del patrimonio cultural inmaterial de la Unesco, que requiere medidas urgentes de salvaguarda, se incluye el suri jagek, práctica meteorológica y astronómica que el pueblo kalasha transmite oralmente a las generaciones más jóvenes, en forma de relatos y canciones.
El pueblo kalasha es una de las etnias más antiguas de Asia central, y habita los valles y las montañas de la cordillera del Hindú Kush, situada entre Afganistán y Pakistán.
Este pueblo observa la posición de gran cantidad de estrellas en el firmamento, lo mismo que las sombras que el sol proyecta en las montañas, para decidir cuándo sembrar determinados cultivos o celebrar actos sociales y festividades religiosas.
La Unesco considera que la supervivencia del suri jagek está seriamente amenazada porque las nuevas generaciones prefieren utilizar dispositivos electrónicos para consultar el pronóstico del tiempo, antes que mirar e interpretar el firmamento.
De momento, los kalasha forman parte del reducido porcentaje de personas en el mundo que gozan de cielos oscuros. Para la Unesco, no se trata únicamente de proteger una manifestación cultural concreta, como el suri jagek, sino de resguardar el conocimiento derivado de ella.
Globe at Night asegura que si el ritmo actual de contaminación lumínica se mantiene, en promedio, alguien que nace ahora verá desde su ventana 200 estrellas. Cuando tenga 18 años, apenas apreciará 100. A finales de este siglo, solo serán visibles las estrellas Siro, Canopo, Arturo, Vega y el trío Alfa Centauri.
Si a usted le da lo mismo lo que pase en el 2100, le doy un dato extra: desde hace varios meses, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) quema diésel y utiliza búnker para suplir la demanda interna de electricidad.
Como esto se debe, entre otras cosas, a la escasez de agua causada por El Niño, la cosa no pinta bien. Además, al consumidor siempre le toca pagar el pato: la factura de la luz será más cara en los meses que vienen.
El ICE analiza varias opciones para abastecer la demanda futura de electricidad, entre ellas, la quema de residuos sólidos municipales. ¿Sabe a dónde van a parar los gases y las cenizas contaminantes resultantes? Exacto, a sus pulmones.
Si no lo quiere hacer por el planeta, hágalo por usted mismo. ¡Esta noche, antes de ir a dormir, apague todas las luces!
La autora cuenta con 15 años de experiencia internacional en las Naciones Unidas y la Unión Europea. Oriunda de la zona de los Santos, trabaja como consultora internacional en sostenibilidad aplicada a la industria agroalimentaria. Lectora asidua y fiel seguidora del músico canadiense Neil Young. Siga a Manuela en Facebook y Linkedln.