El artículo 106 de la Constitución dice: “Los diputados tienen ese carácter por la Nación y serán elegidos por provincias. La Asamblea se compone de cincuenta y siete diputados. Cada vez que se realice un censo general de población, el Tribunal Supremo de Elecciones asignará a las provincias las diputaciones, en proporción a la población de cada una de ellas”.
Aunque a ojo de buen cubero parece claro cómo se distribuyen las 57 curules entre las provincias, el concepto “en proporción a la población” no fue definido por los constituyentes.
Tampoco los diputados y las diputadas, ni siquiera los magistrados y las magistradas del Tribunal Supremo de elecciones (TSE) se han preocupado mucho por definir, claramente y sin posibilidad de interpretación, qué método hemos de aplicar para lograr esa proporción.
Nos hemos preocupado muy poco por saber a ciencia cierta por qué una provincia tiene asignados más escaños que otra.
Desde hace cincuenta años, el TSE, por recomendación del Registro Civil, utiliza diferentes métodos después de cada censo. Esta inconsistencia no debería existir.
Tras seis censos, es hora de asegurarnos, antes de obtener los resultados del sétimo, que sabemos cómo diantres se asignarán las curules a las provincias.
Como no está regulado en ningún lado el método por utilizar, el TSE puede, con todo derecho, adoptar el que mejor les parezca a los magistrados.
Adjunto dos ejemplos hipotéticos que demuestran que los diferentes métodos utilizados aquí y en otras latitudes arrojan diferentes distribuciones. Los cínicos dirán que no importa cuántos inútiles elige cada provincia al Congreso, pues, con la ineficacia de unos y otros, da igual.
Discrepo. Creo que nuestra democracia depende de que arreglemos lo que creemos que se puede mejorar y fortalezcamos lo que nos enorgullece.
Como vemos en la tabla “Ejemplo con estimaciones del INEC”, la distribución varía dependiendo del método utilizado. En el país han usado el método de residuo mayor (con cociente).
En unos pocos casos, el método fue el de redondeo tradicional, ajustado con el residuo mayor cuando el total de escaños distribuidos excedía o no alcanzaba los 57 que manda la Constitución.
El método D’Hondt maximiza la cantidad de habitantes que cada diputado representará en cada provincia. El método Webster / Sainte-Laguë sustituyó al D’Hondt en muchos países, principalmente, porque en la mayoría de los casos alcanza una “mejor” proporcionalidad (mínima desviación estándar de las diferencias entre el porcentaje de escaños asignados respecto al de la población de cada provincia). Además, se argumenta que Webster / Sainte-Laguë, a diferencia del D’Hondt, no favorece las provincias con mayor población.
Con el único fin de ilustrar mejor las posibles variaciones en la distribución de curules, modifiqué las proyecciones del INEC respecto a la población de cada provincia para el censo en proceso.
Aumenté arbitrariamente la población estimada de San José y Guanacaste en 7.150 y disminuí la de Puntarenas y Alajuela en la misma cantidad con el fin de resaltar cuán disímil resultan las distribuciones según el método utilizado.
La segunda tabla muestra claramente que, aun con un mismo censo poblacional, no todos los métodos asignan la misma cantidad de curules a cada provincia.
Como vemos, diferentes sistemas resultan en distintas distribuciones de curules a las provincias “en proporción a la población de cada una de ellas”. Antes de conocer los resultados del censo que se está llevando a cabo, el TSE debería definir qué metodología considera más apropiada para nuestro país y por qué.
Yo me inclino por el Webster / Sainte-Laguë (WSL) por razones matemáticas. Sin embargo, al TSE le corresponde, por ahora, la última palabra. Ojalá los magistrados se pronuncien cuanto antes.
Nota técnica: en la mayoría de los casos, el WSL resulta en una mejor proporcionalidad si esta se mide por una menor desviación estándar en las diferencias entre el porcentaje de la población que reside en cada provincia y el porcentaje de curules que el método asigna.
El autor es aficionado a los guarismos electorales.