El cierre de la operación comercial del Banco Crédito Agrícola de Cartago (Bancrédito) es algo que se veía venir hace rato. Aparte de los problemas de gestión, la institución había perdido su razón de ser.
La estatización bancaria, allá por 1948, fue justificada con los argumentos de que los bancos privados no movilizaban adecuadamente el ahorro nacional hacia actividades productivas y que, además, generaban utilidades muy elevadas. La banca estatal cumpliría, entonces, una función de “desarrollo”.
Hoy, los bancos estatales tienen un carácter más comercial; compiten de tú a tú con los privados por las necesidades de financiamiento de empresas y personas de toda índole. Cumplen con ello una función de desarrollo económico, junto con la banca privada.
Pero como eso no es suficiente para algunos, se argumenta que se necesita que un banco como Bancrédito debe volver a sus raíces, y dedicarse exclusivamente a otorgar créditos a sectores “marginados”. Como si los demás bancos estatales no lo hicieran del todo, lo cual no es cierto. Pero, además, hay que recordar que ya se tiene el Sistema de Banca para el Desarrollo, al Banhvi, a Bicsa y al Banco Popular. Este último como institución “pública no estatal” capitalizándose con las cuotas obrero-patronales.
El argumento de que los bancos estatales ayudan a mantener a los privados a raya para que no se excedan en sus utilidades, tampoco se sostiene. Por un lado, los mismos bancos estatales buscan tener altas utilidades, excepto Bancrédito, que no lo logra. Por otro lado, no se necesitan tres bancos para generar competencia. Más bien se pierden economías de escala y de alcance por tener tres entes haciendo lo mismo. Además, las ineficiencias, los altos gastos administrativos y los problemas de morosidad de Bancrédito hacen que el margen de intermediación sea alto, de lo cual se aprovechan los bancos privados para aumentar sus ganancias.
De ahí que Bancrédito haya perdido su razón de ser. No se justifica mantenerlo abierto, ni como banco comercial, ni como de “desarrollo”. Todavía menos si hay que meterle plata para que siga operando. Debe haber cientos de proyectos estatales con un retorno económico y social mucho mayor que invertir en mantener Bancrédito operando.
Querer hacer eso sería patear la bola para adelante, sin promover el cambio que se requiere.