Los meteorólogos y los economistas tenemos fama de no ser buenos prediciendo el futuro. Ambos analizamos el comportamiento pasado de ciertas variables para con ello armar un modelo que explique lo que sucede. En el tanto dichas variables se comporten de cierta manera (el famoso ceteris paribus ), el modelo se puede utilizar para predecir lo que podría suceder más adelante. Pero como dichas variables nunca se quedan fijas, el resultado final suele ser diferente a lo predicho originalmente. A pesar de eso, las proyecciones de meteorólogos y economistas siguen teniendo cierta utilidad.
Lo sucedido esta semana con el huracán Otto nos demuestra lo impredecible y cambiante que es el clima. Los modelos armados por los meteorólogos nos decían que era probable que el huracán llegaría al país el miércoles. Sería la primera vez en 50 años que un huracán tocaría tierra en suelo tico. Las posibles consecuencias devastadoras de los fuertes vientos y lluvias activaron todas las alarmas. La Comisión Nacional de Emergencias, liderada por el presidente, Luis Guillermo Solís, trabajó arduamente para mitigar los posibles efectos negativos del huracán, así como para ayudar a quienes sufrieran sus consecuencias.
Luego, Otto modificó su comportamiento (cambió el ceteris paribus ). Los meteorólogos ajustaron su predicción, e indicaron que Otto tocaría tierra el jueves en la madrugada, y ya no en la frontera sino más al norte, en territorio nicaragüense. Finalmente, lo hizo a la una de la tarde del jueves cerca de Bluefields. Los vientos y lluvias, tal y como se había predicho, causaron estragos en ciertas zonas del país, tal vez no tan fuertes en el Valle Central, como se pensó en algún momento y motivó la declaración de emergencia para todo el país.
Esos errores de cálculo en las predicciones no les quitan validez. En estos casos, es mejor equivocarse por exceso de cautela, que por defecto. No haberles hecho caso a los meteorólogos, amparándose en el “nunca pegan”, podría haber tenido consecuencias muy negativas, si las predicciones esta vez sí se cumplían al dedillo. Hizo bien don Luis Guillermo al mantener en alerta al país, preparado para el peor escenario posible.
De manera similar, los economistas venimos prediciendo hace tiempo que es muy probable que se venga un huracán fiscal, con consecuencias muy negativas. Sin embargo, vientos favorables de la economía mundial han pospuesto el momento en que el huracán podría tocar tierra. Eso no quita que tomemos las medidas de prevención necesarias desde ya.