El éxito comprobado durante 10 temporadas y el premio Emmy en el 2009 –como mejor
La programación de esa televisora internacional incluye ahora, todos los martes, a las 9 p. m., una hora con alguno de los ocho capítulos especiales elaborados por completo en México.
Los episodios revelan, sin censura alguna, el dolor, sufrimiento y esfuerzo que enfrentan sus protagonistas para superar su máximo problema: son personas que padecen todo tipo de adicciones, desde drogas, alcohol y cualquier comportamiento autodestructivo.
La versión latinoamericana se presenta con el gran reto de igualar los resultados de la versión estadounidense, que en los últimos siete años logró “la recuperación definitiva de más del 70% de los casos de adicción tratados”, según una sinopsis publicada en el sitio de Internet oficial del canal.
Eso significa que 134 “intervenidos” no recayeron en la adicción, de un total de 169 personas.
“Lejos de ser un proceso agresivo o forzado, una intervención es un proceso en el que seres queridos le demuestran su amor y preocupación a la persona. Involucra una serie de especialistas (o intervencionistas) que se acerca al adicto y a su círculo más cercano para hacerlos entender el problema y aceptar ayuda”, amplia la sinopsis.
“Intervención es la primera producción original latina de A & E, las primeras ocho historias son producidas en México, aunque el programa mostrará luego casos de otros países”, confirmó Jaqueline Cantore, vicepresidenta de producción y programación de A & E.
“En Estados Unidos, la serie ha movilizado a miles de personas a darle un cambio a sus vidas. Las adicciones traspasan fronteras, y estamos seguros que Latinoamérica está lista para crear una solución a cada adicción”, aseguró Cesar Sabroso, vicepresidente de mercadeo de A & E Ole Networks.
El impactante
El panel de intervencionistas está conformado por cuatro expertos que ofrecen su conocimiento, tanto a la persona adicta, como a los familiares y seres más cercanos.
El capítulo de mañana mostrará la vida de Adela Fernández, una escritora de 68 años, que sufre alcoholismo, tal como su padre. La adicción no le permitió estrenar un carro que compró y provoca que ya no pueda escribir, por lo que depende totalmente de dos asistentes.