Por primera vez en Costa Rica, tuvimos la oportunidad de vivir un Festival Iberoamericano de Danza Butoh, organizado por el maestro Fred Herrera, y con apoyo de fondos institucionales y de la Embajada de Japón.
A la cita acudieron maestros provenientes de España, México, Costa Rica y Japón; además, se presentaron espectáculos y se impartieron talleres. Con la participación de los maestros y bailarines Javier Ciria, Lola Lince, Esparta Martínez, Rosana Barra y Anzar Danza Experimental, se inicia una buena difusión y conocimiento de esta tendencia.
Como cierre tuvimos el privilegio de observar al coreógrafo y bailarín japonés Tadashi Endo , quien bailó motivado por el impacto que causó el accidente nuclear del 2011 en Japón, en su obra unipersonal denominada Fukushima, mon amour , manifestando el dolor de la tragedia.
Endo acude a la esperanza para la reconstrucción y llama la atención para que los habitantes del planeta aprendamos de los errores. Si analizamos el título de la obra, esta coreografía nos remite al filme Hiroshima, mon amour (1959), de Alain Resnais; pero, en esta oportunidad, el coreógrafo nos propone una lectura direccionada a una relación de amor hacia la humanidad.
En el escenario, el intérprete y creador nos plantea, a base de contrastes, la prepotencia del hombre actual dueño del gran conocimiento tecnológico y su sed de poder que son utilizados para destruir y no parara mejorar.
De igual forma, acude a la desnudez y recuerda lo sencillo como esencia de nuestra especie; también recalca el valor de la identidad y la urgencia de conciliación entre los opuestos, pues en esta obra lo femenino y lo masculino, los sonidos y el silencio, la prisa y la quietud, los instintos y el intelecto dialogan constantemente. Sutilmente, rinde homenaje a su maestro Kazuo Ohno, cofundador del la danza butoh e intérprete de La Argentina .
En Fukushima, mon amour , Tadashi Endo es responsable del diseño coreográfico y de la acertada iluminación, creada junto a Mathias Alber.
En la dramaturgia y el tratamiento de los personajes contó con la participación de Sabine Trotschel. De otros aspectos plásticos, como el video y efectos especiales, Jurgen Salzmann es el responsable; la obra posee un marco musical original de Daniel Maia, que resaltó la expresividad del protagonista.
Con todos estos elementos creativos, Tadashi Endo logró dar una gran lección de composición coreográfica, apoyado en su capacidad interpretativa llena de matices y emociones.
En Fukushima, mon amour nada es gratuito, todo está justificado y permite generar significado coherentemente con el tema abordado. Esta creación tiene poesía y dramatismo dosificados para atrapar a los espectadores quienes sucumbimos ante su honesta presencia.
A teatro lleno, fue aplaudido de pie al finalizar su obra de más de una hora de duración y todos nos fuimos esperanzados de poder volver a ver a un exponente de esta calidad. Esperamos tener buena cosecha de danza butoh después de este gran estímulo.