México. AP y AFP. Ocultos en una vivienda que parecía abandonada en una zona popular del este de la capital mexicana, la pareja considerada el cerebro detrás de la muerte de seis personas y la desaparición de 43 estudiantes fue detenida en una operación de la Policía Federal.
El procurador general Jesús Murillo Karam informó en un mensaje a la prensa que el exalcalde de la localidad de Iguala, José Luis Abarca, y su esposa María de los Ángeles Pineda, fueron detenidos la madrugada de ayer en una casa de la delegación de Iztapalapa, de la ciudad de México. Además, se detuvo a una mujer que aparentemente los ayudó a esconderse.
El comisionado nacional de seguridad, Monte Alejandro Rubido, dijo que como resultado de trabajos de inteligencia se determinó que el alcalde y su esposa podrían haberse ocultado en la ciudad norteña de Monterrey o en la capital del país, por lo que se desplegaron varios grupos de investigación.
Al final se ubicaron tres viviendas en esta zona, habitada por la clase obrera, y en una de las cuales fueron finalmente arrestados.
En proceso. La captura ocurrió tras un mes de búsqueda y en una operación en la que las autoridades dijeron que no se disparó un solo tiro y que, por el momento, culminó con el reinado de terror de una pareja que manejaba una población del estado sureño de Guerrero como un feudo del narcotráfico.
Iztapalapa es una de las 16 delegaciones de la capital que tiene varias zonas populares. Algunos de sus barrios son consideradas los más peligrosos de la capital.
La pareja es considerada autores intelectual del ataque que se registró el 26 de setiembre en Iguala, a unos 200 kilómetros al suroeste de la ciudad de México, y en que dejó a seis estudiantes muertos y 43 más desaparecidos.
“Era la pieza que faltaba”, dijo en Milenio Televisión Felipe de la Cruz, uno de los padres de los jóvenes. “Viene a darnos la seguridad de que vamos a tener pronto con nosotros a los jóvenes”.
La historia del ataque y desaparición de los estudiantes tiene en vilo al país y ha generado críticas a un gobierno que repetía, a la menor oportunidad, que la seguridad en México mejoraba mientras evitaba informar sobre hechos violentos.
La fiscalía cree que el alcalde ordenó a sus policías que reprimieran a los estudiantes por temor a que sabotearan una actividad encabezada por su esposa como directora local de un organismo público de protección a la infancia.
Unos 22 policías de Iguala están detenidos acusados de disparar a los jóvenes y entregarlos al cartel Guerreros Unidos . Las autoridades no han reconstruido lo que sucedió a partir de este momento.