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Silvio Berlusconi da declaraciones el lunes, en la sede de su partido Forza Italia, en Roma, sobre su eventual expulsión del Parlamento. | AP (Riccardo De Luca)
El ex primer ministro italiano y magnate de las comunicaciones Silvio Berlusconi, en el centro de la vida política del país desde hace 20 años, enfrenta este miércoles una moción de expulsión del Parlamento, para la cual tendría los votos necesarios, que lo dejaría sin inmunidad parlamentaria en el momento en que lo esperaran varios juicios.
El pleno del Senado deberá votar el miércoles el retiro del escaño a Berlusconi tras la condena definitiva a cuatro años de prisión por fraude fiscal en el caso Mediaset, una sanción prevista por una ley de año anterior.
La votación está prevista a las 6 p. m. hora local y, de ser aprobada, la expulsión de "Il Cavaliere" no tendría consecuencias inmediatas par el gobierno, estimaron los observadores.
El resultado del escrutinio no genera dudas, ya que la izquierda y el Movimiento Cinco Estrellas del excómico Beppe Grillo anunciaron un voto conjunto.
En principio, no habrá consecuencias en la postura del gobierno de coalición dirigido por Enrico Letta, de centroizqueirda, que puede contar con la fidelidad de sus cinco ministros de derecha, entre ellos el exdelfín de Berlusconi, Angelino Alfano, y de otros 50 diputados reagrupados como Nuevo Centro Derecha.
Berlusconi y sus "halcones" pasaron a la oposición ayer al pedir el voto en contra de la ley de presupuestos, sobre la que el gobierno había planteado una "maxienmienda" que presentaba todas las modificaciones aportadas por el Senado al proyecto de ley.
La moción de confianza se produjo durante la noche y el Gobierno la ganó por 171 a 135 votos.
La prensa italiana pone el énfasis en esta retirada de apoyo, más que en el fin de 20 años de dominación de Il Cavaliere en política.
Algunos no parecen creer en él, como La Repubblica, que escribe: "La apuesta de Silvio: volveré al palacio Chigi".
Los partidarios de Berlusconi anunciaron una manifestación por la tarde ante su residencia en Roma en la que se espera a unas 10.000 personas, mientras que sus opositores llamaron a celebrar su caída cerca del Senado.
