“Ahora a la presidenta no le queda otra que ser diplomática, en otro momento no lo ha sido tanto”, estimó ayer a la prensa local el obispo de Puerto Iguazú (Misiones, noreste), Joaquín Piña, un jesuita excompañero de estudios del Papa.
La audiencia será en la Casa Santa Marta, donde el Papa reside temporalmente a la espera de trasladarse a su apartamento en el Palacio Apostólico.
La presidenta (católica confesa) asistirá el martes a la ceremonia de entronización de Francisco con una comitiva de doce integrantes.
“Si queremos ser fieles al evangelio de Jesús debemos decir las cosas como son. Bergoglio siempre decía las cosas y eso al gobierno no le gustaba. A ningún gobierno le gusta que se hable de que hay pobreza y corrupción”, afirmó Piña.