No duele tanto como parece, pero duele. La piel se rompe, sangra, se hincha. La tinta entra delicadamente por los poros y se asienta. Luego, como todo lo que hiere, sana para quedarse por siempre en la piel.
No duele tanto como parece, pero duele. La piel se rompe, sangra, se hincha. La tinta entra delicadamente por los poros y se asienta. Luego, como todo lo que hiere, sana para quedarse por siempre en la piel.