Ocho de cada 10 niñas que recibieron la vacuna contra el papiloma humano entre junio y octubre del 2019, ya se pusieron la segunda dosis requerida para sellar la protección contra los cuatro tipos del virus de papiloma: 6, 11, 16 y 18.
Se trata de las menores que el año anterior cumplieron 10 años y que para el 2020 requerían que sus padres de familia o encargados las llevaran al Ebáis a completar el proceso de inmunización.
Leandra Abarca, del Programa Institucional de Inmunización y Epidemiología de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), fue enfática en que entre la primera y la segunda dosis deben pasar al menos seis meses y menos de un año; ya que si el tiempo transcurrido es superior a los 12 meses se perderá la oportunidad de aplicarle esa segunda dosis necesaria para sellar la protección.
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Para ello, solamente deberán presentar el carné de vacunación donde conste la fecha de la vacuna anterior, para así cerciorarse de que ya pasaron los seis meses.
De acuerdo con el doctor Alejandro Calderón, del proyecto Fortalecimiento de la Atención Integral del Cáncer, esta vacuna es parte del esquema básico de vacunación y disminuye el riesgo de desarrollar cáncer cervicouterino.
Según el médico, Costa Rica puede ser de los primeros países en eliminar este cáncer y para eso se requiere de la responsabilidad de todos los padres de familia con sus hijas.
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“En Medicina está más que demostrado que la prevención es lo más importante y, en este caso, se cuenta con una vacuna que nos reduce el riesgo de que vayan a padecer no solo de cáncer de cérvix sino también de lesiones precursoras que implican tratamientos dolorosos para las mujeres” señaló Calderón.
Por ejemplo, los tipos 16 y 18 del virus del papiloma humano son responsables de aproximadamente el 70% de los casos de cáncer de cuello de útero, del 75% al 80% de los tumores anales, del 70% de las lesiones precancerosas de vulva y vagina relacionadas y del 75% de las lesiones precancerosas del ano.
Mientras que los tipos 6 y 11 del virus del papiloma humano están relacionados con aproximadamente el 90% de los casos de verrugas genitales, de allí la importancia de que los padres lleven a sus hijas al Ebáis.
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Hasta ahora la cobertura del 2019, que es el primer grupo de niñas de 10 años vacunadas con la primera dosis por la seguridad social, alcanza el 98,3%. Y en lo que va del 2020 ya el 81,3% de esas niñas se pusieron la segunda vacuna.
Pese a que esta es dosis obligatoria para todas las niñas de 10 años, la CCSS reveló que en lo que va del 2020 solo 5.068 niñas se la han puesto, lo que corresponde a un 14,8%.
La vacuna
Según dio a conocer La Nación, Costa Rica utiliza la vacuna Gardasil 4, de la casa farmacéutica Merck y funciona con proteínas no infecciosas altamente purificadas una para cada uno de los cuatro tipos de virus del papiloma humano (6, 11, 16 y 18).
Esto quiere decir que, en lugar de virus inactivados o “dormidos”, utiliza proteínas generadas por este. Cada uno de los tipos de VPH contiene en su superficie proteínas, entonces los científicos aíslan las de su interés, las purifican en laboratorio y con esto se obtiene la vacuna.
Estas partículas no son infecciosas porque no tienen el ADN del virus.
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La vacuna se pone a los 10 años debido a una recomendación hecha por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que garantiza la inmunización desde niñas para el momento en el que comiencen a tener contactos sexuales.
Aunque en la CCSS solo se le coloca a las niñas de 10 años, organismos internacionales indican que la vacuna también puede usarse en varones, pues los previene de contagiar a posibles parejas y les evita verrugas genitales y la posibilidad de cáncer oral o de ano.
Si una mujer de otra edad o niño quisiera la vacuna, puede aplicársela en un consultorio privado. Esta inyección protegería a las mujeres hasta los 45 años.