Las faldas del volcán Orosí, en la cordillera de Guanacaste, se convirtieron en una trascendental zona de interacción cultural para diferentes pueblos indígenas precolombinos, con distintas afiliaciones culturales, que utilizaron esta ubicación, para grabar partes de sus conocimientos y visión de mundo, en cerca de 500 piedras que aun se conservan en buen estado.
Esa es la hipótesis que maneja un grupo de investigadores provenientes de Francia y Alemania, con apoyo de Costa Rica, quienes desarrollan en el sitio arqueológico Pedregal, un estudio iconográfico para determinar la influencia de la cultura Mesoamericana en la región de Centroamérica, a partir los dibujos en piedra que se encuentran en el área.
“Es un proyecto muy importante, porque no solamente se trata de visualizar la cultura precolombina en términos de arte rupestre, sino también se trata de ver los enlaces y correlaciones con Mesoamérica, que nos podría ayudar a entender los procesos migratorios y culturales en esas épocas, para tener más referencias de la cultura mesoamericana y cómo se enlazó con nuestra región”, explicó Priscilla Molina, curadora de arqueología de los Museos del Banco Central y codirectora del Proyecto Arqueológico Cordillera de Guanacaste.
Dispersas en un territorio de 1.5 kilómetros cuadrados, se encuentran rocas de tamaños variados, con dibujos de grandes figuras zoomorfas, como serpientes no naturalistas, algunas con rasgos mesoamericanos (como plumaje); extensas composiciones geométricas; o motivos antropomorfos (con rasgos humanos).
La piedra de mayor tamaño mide 7 metros de largo, por 5 metros de ancho y 4 metros de alto, pero la gran mayoría miden menos de dos metros de largo y menos de un metro de alto.
Por otro lado, el motivo más grande registrado es de dos metros de largo y 80 centímetros de alto, aunque casi todos miden menos de 50 centímetros.
“Los dibujos corresponden a distintas temporalidades, los más comunes podrían ser entre el 300 d. C. (después de Cristo) y 800 d. C, sin embargo podrían existir anteriores, lo que es también parte del estudio, para definir a ciencia cierta cuál es la periodización”, indicó la experta.
El valor patrimonial y científico de este importante punto de convergencia, ha sido poco divulgado. Esto a pesar de los estudios recientes que se han realizado en la zona, como el desarrollado por los investigadores Ellen Hardy y Ricardo Vásquez, cuyos alcances fueron publicados en el año 1993.
Por ello, el interés es desarrollar este proyecto de investigación, por medio de la cooperación internacional, de tal forma que cuente con el sustento económico para cubrir los cuatro años que se necesitan en completar el proceso.
“Estamos continuando los trabajos realizados por Hardy y Vásquez, pero queremos aportar nuevas tecnologías y ofrecer una nueva mirada, a través del acercamiento analítico”, indicó el arqueólogo francés Philippe Costa, director del Proyecto Arqueológico Cordillera de Guanacaste, e investigador asociado al Centro francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (Cemca).
Entre los meses de junio y julio, los investigadores extranjeros estuvieron en el país para iniciar la fase preparatoria de la iniciativa, durante la cual se tomaron más de 2.000 fotografías por medio de un dron, con el fin de mapear la zona.
“No usamos métodos de investigación invasivos; realizamos todo el trabajo topográfico por medio de un dron que vuela a 70 metros de altitud y genera ortofotografias del terreno, lo que nos va a permitir realizar un modelo en 3D del relieve”, explicó Costa.
“También, realizamos levantamientos fotogramétricos de las piedras para generar modelos en 3D de las rocas grabadas, que permite ver mejor los dibujos que cuando se miran a simple vista, y levantamiento fotográfico. Otro aspecto es que vamos a visitar sitios rupestres de la cordillera de Guanacaste para conocer mejor los estilos de la región”, añadió.
Actualmente se gestionan todos los permisos correspondientes con la Comisión Arqueológica Nacional de Costa Rica y el Área de Conservación Guanacaste para poder empezar el trabajo arqueológico propiamente dicho el próximo año.
El proyecto es financiado en parte por el Instituto Francés de América Central (IFAC), el Ministerio de Europa y de los Asuntos Exteriores de Francia y la Universidad de Bonn con la Fundación Deutsche Altamerika-Stiftung en Alemania. También participa los Museos del Banco Central de Costa Rica.
Voces del pasado
Para el investigador francés, lo que hace especial a estos petroglifos o grabados rupestres, es que son un vestigio arqueológico que permanecen en el punto exacto en el que fueron creados. Por lo tanto, tienen una relación más íntima con sus productores originales, a diferencia de otro tipo de artefactos antiguos, como la cerámica, que pueden resguardarse en un museo para ser apreciados y estudiados, en un ambiente aislado de su entorno original.
“Está ligado a la cultura misma de estas poblaciones, ya que no es un producto de intercambio (como la cerámica), es un producto hecho por ellos y para ellos, de tal forma que da una visión más cercana de las imágenes que ellos vinculaban sobre sus pensamientos, ideas y de lo que podría ser su sagralidad”, indicó Costa.
De ahí que las metas principales de la investigación sean: descubrir quién hizo los dibujos, el significado de su simbología, cuál era su función social, las técnicas utilizadas, los motivos y cómo se interrelacionan con la posición geográfica en la que se encuentran.
Conocer la verdad de estos aspectos, también permitiría dilucidar la razón por la cual este sitio en particular se convirtió en un importante punto de encuentro para distintos grupos indígenas, como lo plantean los expertos.
“Hay lugares en Costa Rica que tienen una dimensión ritual muy importante, por ejemplo, ese punto se encuentra en las faldas del volcán Orosí; sabemos que existen varias cosmovisiones para las cuales los volcanes son entes de importancia, con poder, también la ubicación, ya que se encuentra cerca de la frontera con Nicaragua. Sin embargo, para saber si de verdad fue un centro de afluencia de migraciones o de culturas, eso lo determinará el estudio que estamos haciendo ahora”, aclaró Molina.
La columna vertebral de la investigación, es un sistema de información geográfico, que incluye la ubicación exacta de cada piedra y una sucesión de criterios que permitan detallar, analizar e interpretar si hay una lógica entre las 500 rocas, como por ejemplo, formas de alineamientos, en los motivos o si las serpientes se encuentran cerca de los ríos.
Esto, con el fin de obtener una perspectiva interna y externa, que permita dar una voz propia a las personas que produjeron los trabajos iconográficos.
Crear conciencia
Una de las etapas del proyecto tiene que ver con la divulgación de los resultados de la investigación, tanto en Costa Rica como en el resto del mundo, particularmente en Europa. Esto se hará por medio de publicaciones, charlas y una posible exhibición en los Museos del Banco Central, que permitan generar conciencia sobre la importancia de conocer y proteger este legado histórico y cultural.
“El patrimonio cultural arqueológico es normalmente muy accesible y democrático, porque cada persona puede visitar si quiere, el sitio donde se encuentran estas obras”, aseguró Martin Künne investigador alemán de la Universidad de Bonn y codirector del estudio.
Esta condición también coloca el patrimonio en una condición vulnerable, de acuerdo con Costa, “porque como cada persona puede ir a ver y no se puede poner un guardián detrás de cada roca grabada, la gente tiene que estar un poco sensibilizada, tiene que haber algo de educación sobre la sensibilidad de este arte. Los custodios son las personas que viven cerca al fin y al cabo de los sitios. No es como un mueso, donde todo está guardado en un solo lugar", recalcó.
Las rocas no presentan daños producidos por los hombres, sin embargo, sufren deterioro por agentes naturales, como los microorganismos y las algas, que han provocado un oscurecimiento. Otras están fragmentadas en varias partes, posiblemente por la caída de rayos
Además, deben afrontar cambios de temperatura, los cuales pueden generar un proceso de exfoliación en la capa superior de la roca, que poco a poco también daña muchos los grabados. A esto se suma el daño provocado por incendios en el sitio, debido, en parte, a descargas eléctricas.
Pese a estas amenazas, los expertos consideran como vital que las piedras no se muevan y puedan ser apreciadas en su lugar de origen, por las futuras generaciones.
Al mismo tiempo, el proyecto también contempla la formulación de un catálogo completo de cada una de las rocas, con una descripción detallada que puede ser consultado por cualquier persona, además de generar una simulación de realidad virtual que permita al público en general e investigadores, transportarse hasta el sitio Pedregal desde la pantalla de su computadora o celular.