Roma, Italia
El Vaticano no durmió este sábado. Los peregrinos que llegaron a Roma para la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII pasaron la noche y la madrugada en vigilia hasta que la seguridad del Vaticano abrió las puertas de la plaza San Pedro para celebrar a los dos nuevos santos.
Las ansias de escuchar que el papa Francisco anunciaría la santidad de dos papas que tranformaron la Iglesia católica hizo que miles de feligreses vencieran el sueño con cantos, oraciones y aplausos, en las calles y aceras aledañas a la plaza de San Pedro.
A las 5 a.m., con 14°C de temperatura en el Vaticano, se abrieron las puertas y llegaron con los peregrinos con pancartas que llevaban frases con frases como “¡Santos ya!” y “Estamos contigo, Juan Pablo II!” “¡Papas Santos!”
Santidad. La misa empezó a las 10 a.m, en medio de un ambiente de júbilo, con el sonido de las campanas de la Iglesia y cantos en latín que anunciaba el comienzo de una fiesta.
Al inicio de la celebración se hizo un repaso por las causas de santidad de ambos papas y luego ingresaron las reliquias de los papas.
En el caso de Juan Pablo II, fue Floribeth Mora, “la costarricense del milagro”, quien llevo un tubo de ensayo con sangre del santo hasta el altar del papa Francisco.
Luego de que 'la miracolata', como conocen en Italia a Floribeth Mora, llevó la reliquia al altar, el público rompió en aplausos. ¡Juan Pablo II ya era santo!
En la celebración partició el papa emérito Benedicto XVI y 95 delegaciones diplomáticas de todo el mundo. Al finalizar la celebración de los santos, estas delegacioens saludaron uno a uno al Sumo Pontífice.
Cuando Francisco recorrió la plaza de San Pedro en el Papamóvil, los peregrinos aplaudieron, sacaron fotografías y tiraron globos y banderas de sus países.
Este domingo 27 de abril Roma escribió una página más en la historia de la fe de la Iglesia católica en el mundo.