Naciones Unidas. China y Rusia denunciaron el viernes prácticas de “chantaje” en la escena internacional, en velados cuestionamientos al presidente estadounidense Donald Trump, al exponer en la ONU sus desavenencias con Estados Unidos en múltiples temas.
Días después de que Trump impuso aranceles a importaciones chinas por valor de $200.000 millones, Wang prometió en la Asamblea General de las Naciones Unidas que Pekín resistirá.
“China no será chantajeada ni cederá ante la presión”, dijo respecto a la guerra comercial entre Washington y Pekín.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergéi Lavrov, aprovechó el mismo podio para condenar a los países que recurren al “chantaje político, la presión económica y la fuerza bruta” para impedir el surgimiento de potencias rivales.
Trump forjó una buena relación con el presidente chino, Xi Jinping, pero fue señalado de ser demasiado blando con su homólogo ruso, Vladimir Putin.
Pero las relaciones de Washington con Pekín y con Moscú se deterioraron en los últimos meses, algo que quedó aún más en evidencia en la Asamblea General, la reunión diplomática anual más importante del mundo.
Wang consideró que las tensiones son naturales entre dos grandes países y negó que Pekín busque destronar a Estados Unidos como primera potencia mundial.
“Pueden producirse varias fricciones y esto no es sorprendente, y tampoco es motivo de pánico”, manifestó en un centro de análisis en Nueva York, poco antes de hablar en la ONU.
Pero su discurso ante la Asamblea General repudió la política exterior de “Estados Unidos Primero” de Trump, la cual el mismo mandatario estadounidense defendió en un combativo discurso el martes en la ONU.
‘Campeón del multilateralismo’
Wang se refirió a Pekín como un “campeón del multilateralismo”, cuando Estados Unidos es criticado por su actual enfoque unilateral en los asuntos mundiales.
“Necesitamos reemplazar la confrontación por la cooperación y la coacción por la consulta. Debemos mantenernos unidos como una gran familia en lugar de formar círculos cerrados”, expresó
Con su característica franqueza, Trump dijo el miércoles que ya no puede considerar a Xi como un amigo, tras acusar a Pekín de interferir en la política estadounidense y de buscar su derrota en las elecciones legislativas de noviembre por su dura política comercial.
Con los aranceles estadounidenses que entraron en vigor a principios de esta semana, más de $250.000 millones en productos chinos están afectados, lo cual es cerca de la mitad de las exportaciones de China a Estados Unidos.
Wang también negó rotundamente que Pekín esté robando tecnología de compañías estadounidenses, una afirmación que desencadenó las medidas comerciales estadounidenses.
El Gobierno estadounidense dice que China se aprovecha de la tecnología de manera más indirecta, al exigir a las compañías extranjeras que se alíen con firmas locales para ingresar al mercado más poblado del mundo.
Unilateralismo egoísta
Como Wang, el canciller ruso no mencionó a Trump por su nombre, pero quedaron pocas dudas sobre a quién se refería cuando denunció a "poderes" que promueven "enfoques unilaterales egoístas".
“Estos poderes no dudan en utilizar cualquier método, incluido el chantaje político, la presión económica y la fuerza bruta”, dijo Lavrov a la asamblea.
El ministro ruso lamentó que se estén lanzando “ataques” contra el proceso de paz de Oriente Medio, el acuerdo nuclear con Irán, los acuerdos comerciales bajo la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el pacto climático de París.
“Estamos observando una embestida de revisionismo beligerante contra el sistema moderno de derecho internacional”, indicó.
Las relaciones entre las potencias occidentales y Rusia han sido tensas con la guerra en Siria, en el que Moscú apoya a las fuerzas del presidente Bashar al-Asad.
Lavrov planteó que la comunidad internacional y las agencias de la ONU deben hacer que el regreso de los refugiados a Siria sea “una prioridad”, en momentos en que Rusia impulsa que se destine ayuda para la reconstrucción de su aliado.
Rusia y Estados Unidos también están en desacuerdo sobre el pacto nuclear de Irán, aunque los principales aliados de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, también han prometido defender el acuerdo que Trump abandonó en mayo.