Los miembros del G7 podrían sellar un acuerdo sobre cómo gravar con impuesto sobre la renta las actividades de las grandes empresas multinacionales, según señala el diario Financial Times.
Este pacto entre las grandes economías desarrolladas podría materializarse de manera informal en la cumbre virtual que, este viernes 28 de mayo, celebrarán los ministros de Finanzas y los banqueros centrales de los países miembros la próxima semana.
El objetivo es dejar el acuerdo listo para que pueda firmarse en la cumbre que realizarán del 11 al 13 de junio y presentarlo a las 135 naciones que negocian bajo el marco liderado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
El G7 agrupa a Canadá, Estados Unidos, Japón, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido, además de contar con la presencia de la Unión Europea (UE).
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A pesar de que el G7 no tiene un papel formal en el proceso, el rotativo británico subraya que un pacto en el seno de este grupo supondría un poderoso impulso para alcanzar un acuerdo en las negociaciones formales que se están desarrollando al respecto en el G20 y en la OCDE.
El G20 ha expresado su deseo de llegar a un acuerdo para el verano y, el progreso logrado en el G7, hace que este ambicioso calendario aún sea posible, aunque los funcionarios cercanos a las conversaciones apuntan que octubre podría ser una fecha más realista para cerrar un acuerdo internacional completo.
La semana pasada, Estados Unidos aceptó rebajar sus aspiraciones sobre un impuesto mínimo de sociedades a nivel global, reduciéndolas del 21% a una tasa efectiva del 15% con el fin de ampliar el consenso al respecto.
A inicios de abril pasado, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, manifestó su apoyo a la idea de la renta empresarial de las multinacionales.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos informó, la semana pasada en un comunicado, que el comunicado, se destaca que 15% es “un piso” y que las tratativas continuarán con el objetivo de ser “ambiciosos” y “aumentar esta tasa”.
Washington promovió negociaciones en la OCDE para implementar gravámenes sobre los beneficios de las multinacionales que estén armonizados entre los distintos países.
A modo de referencia, en Irlanda rige una tasa de 12,5%, en tanto Francia, Alemania y el Parlamento Europeo son partidarios del 21%, la cifra inicialmente manejada por Washington.
El objetivo que persiguen estos países es aumentar la contribución de los gigantes de la tecnología a las arcas públicas. Los señalan de escaparse del pago de impuestos gracias a las diferencias tributarias entre países.