Washington. El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, anunció el lunes que dimitirá a finales de enero.
La inesperada partida de Kim, casi tres años antes de expirar su mandato, probablemente desencadenará una batalla encarnizada entre el gobierno del presidente Donald Trump y otros países que se han quejado de la influencia que ejerce el gobierno estadounidense sobre el Banco Mundial.
El anuncio oficial no proveyó una razón para su salida repentina.
El BM, que agrupa a 189 países, es la mayor fuente gubernamental de financiación para el desarrollo y proporciona préstamos de bajo costo para proyectos en todo el mundo.
Kim, que se desempeñó como presidente del organismo durante más de seis años, dice que planea unirse a una empresa que se centrará en aumentar las inversiones en infraestructura en los países en desarrollo. Se sumará, además, a Partners in Health, una organización que él cofundó hace más de 30 años para proveer ayuda médica a países pobres.
El BM informó de que Kim será reemplazado el 1.° de febrero por Cristalina Georgieva, su directora ejecutiva.
Desde su creación, al final de la Segunda Guerra Mundial, sus líderes han sido todos estadounidenses. Su institución hermana, el Fondo Monetario Internacional, siempre ha sido encabezada por un europeo.
Otros países, como China y otras naciones de Asia, se han quejado de ese patrón. El FMI, que provee préstamos de emergencia a países en crisis económicas, es dirigido por la exministra de Finanzas de Francia Christine Lagarde.
"Ha sido un gran honor servir como presidente de esta extraordinaria institución, llena de individuos apasionados dedicados a la misión de eliminar la pobreza extrema”, dijo Kim.
Su sucesor permanente será decidido por la junta directiva del banco. Estados Unidos es el mayor accionista del BM, que tiene su sede en Washington.
Kim enfrentó numerosas crisis durante su término, incluyendo los recursos para la crisis de refugiados sirios.
Nota del editor. Esta información fue actualizada a la 1:30 p. m.