Chile. Además de provocar daño a las articulaciones y enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2, la obesidad infantil también aumenta un 30% el riesgo de sufrir asma.
Eso es parte de lo que concluye un estudio dirigido por investigadores de Estados Unidos que analizaron los datos de 507.496 niños de ese país.
El trabajo, que fue publicado recientemente en la revista Pediatrics, encontró varias asociaciones entre ambas enfermedades. Por un lado, los participantes clasificados como obesos, es decir, con un índice de masa corporal (IMC) muy elevado para su edad y sexo, tenían 30% más probabilidades de desarrollar asma que sus pares con un peso saludable.
Por otro lado, el diagnóstico de esta enfermedad también fue significativamene mayor en el grupo que tenía un peso sobre lo adecuado. Y el resto de los hallazgos no es menor: el 10% de los casos de asma infantil en Estados Unidos podría evitarse al prevenir la obesidad y el 23% de los nuevos diagnósticos es directamente atribuible a ella.
LEA MÁS: Premiar o castigar con comida aumenta el riesgo de obesidad
“Nuestro análisis demuestra que la obesidad aumenta significativamente la probabilidad de asma pediátrica y esta puede ser el único factor de riesgo que se puede prevenir”, dijo al diario El Mercurio, Terri Finkel, directora de investigación del Hospital de Niños de Orlando (EE. UU.) y coautora del estudio.
“Esta es otra evidencia para las las familias de que mantener a los niños activos y con un peso saludable es importante”, añadió.
Según Pablo Brockmann, pediatra broncopulmonar de la Red de Salud UC Christus de Chile, el estudio confirma una relación que los médicos ven constantemente en consulta.
“Nos encontramos con que muchos de los niños con obesidad desarrollan asma bronquial. El gran aporte de este trabajo es comprobar esto en una población enorme, probablemente la más grande que se haya estudiado hasta ahora”.
De acuerdo con Jorge Mackenney, broncopulmonar infantil de la Clínica Las Condes, el asma y la obesidad “son epidemias que están aumentando en forma paralela”.
De allí que la ciencia busque aclarar la asociación entre ambas. Y según comenta, hay varios elementos que pueden explicarla.
“La leptina es una hormona que se libera del tejido graso e impacta las vías aéreas, porque las inflama”, explica Mackenney.
“Las personas obesas también tienen más reflujo, lo cual es un gatillante de microaspiraciones (paso de comida o saliva al pulmón) y otros síntomas respiratorios”, puntualiza el médico. El Mercurio/GDA