Claribel Alegría fue una narradora excepcional y Juan Ramón Jiménez, su mentor durante los años en que ella estudió en Washington.
La crónica de hoy, al igual que la novela, tiene que ver con la anormalidad.
El ochenta por ciento del país se halla en manos de la delincuencia beligerante.
Poco importa que los superhéroes populistas se proclamen de izquierda o de derecha: lo importante para sus propagandistas es establecer su invulnerabilidad.
Testimonio de una época cruda de explotación primitiva, ‘La vorágine’ es una denuncia de la crueldad.
Los regímenes distópicos imponen la felicidad a la fuerza, bajo un molde uniforme de conducta.