Hace cinco años, biólogos y veterinarios de Fundación Keto impartieron un taller sobre atención de encallamientos de cetáceos en las instalaciones de la Asociación de Amigos de la Naturaleza del Pacífico Central y Sur (Asana) en Osa.
Rónald Villalobos, vecino de Uvita en Osa, era una de las 30 personas que prestaban atención. A su lado estaban funcionarios de la policía turística, guardacostas y líderes comunales.
“Ahora uno ve un delfín encallado y ya sabe qué hacer. Ya he atendido ocho casos de encallamiento de delfines, un zifio y un cachalote enano”, dijo Villalobos.
Ese taller fue la semilla que permitió constituir equipos de rescate comunales para la atención de varamientos en playa Matapalo y Uvita, así como en el Refugio de Vida Silvestre Barú.
Estos equipos funcionan como una unidad de paramédicos mientras los especialistas se desplazan al lugar. Ayudan a asegurar el área como medida de prevención y así reducir los riesgos para el animal y las personas, realizan la primera valoración, toman datos de investigación y, si es del caso, intentan devolver el delfín al mar.
“Cuando sale un animal es todo un revuelo. Todo mundo quiere tomar fotos y nunca falta uno que se crea Jacques Cousteau. Lo importante es mantener todo bajo control, más en una zona geográfica de alta incidencia como es esta”, comentó Villalobos.
Es más, la experiencia que acumula Villalobos le ha permitido capacitar a los guardaparques del Refugio de Vida Silvestre Barú.
Sin embargo, este es un esfuerzo que es único. Para Gabriela Hernández, veterinaria de Fundación Keto, lo ideal es contar con más equipos comunales que ayuden a dar esa primera atención a los animales que llegan a las playas.