Permanencia será un concepto cada vez más lejano para las nuevas generaciones, habituadas a descartarlo todo cuando apenas empiezan a usarlo. Las cosas ya no son como antes. Hoy todo sale al mercado con fecha de caducidad declarada y, para aquellos aparatos que no lo dicen en su empaque, ya está en proceso de fabricación el modelo que ha de reemplazarlos.El smartphone que vio la luz hace pocos meses empieza a parecer obsoleto. La computadora portátil con la que comenzamos el año ya fue opacada por el brillo de modelos más veloces y livianos. El mercado se satura de tabletas multifuncionales y la gama de aplicaciones que podemos descargar en nuestros móviles se multiplica a ritmo exponencial. ¿Para qué mandar a arreglar la tapilla del zapato o el zíper de aquella valija? Más sencillo y práctico es botarlos y comprar nuevo calzado y otra maleta. Será por eso que ya nadie conserva botones en frascos, ni retazos de tela para cuando se necesiten, ni los cuadernos de la escuela al terminar el curso. Sin embargo, hay algo que todavía guardamos, más que antes incluso: los recuerdos. Y aunque está cambiando el “recipiente” donde se almacenan, niños y grandes siguen atrapando sus momentos especiales o significativos con la clara intención de inmortalizarlos. Quizá haya menos álbumes de fotos en los armarios, pero más imágenes cuidadosamente archivadas en álbumes digitales o copiadas en decenas de discos compactos. Nuestra edición de hoy está compuesta por centenares de esos instantes que una cámara fotográfica eternizó. En algunos casos, las fotos fueron captadas por aparatos antiquísimos y convertidas en positivos tras un largo y engorroso proceso de revelado. En otros, constituyen una muestra fehaciente de cuánto se nos ha facilitado a todos la existencia gracias a la tecnología y su estela de beneficios. Lo cierto es que tienen en sus manos una edición de Proa que triplica en foliaje a las habituales, con 72 páginas desde las que se lucen más de 300 fotografías enviadas por nuestros lectores, la mayoría de ellas entre abril y noviembre del 2010.Este es un álbum colectivo que armamos con aportes de muchos de ustedes y aderezamos con algunas opiniones externadas en el perfil de Proa en Facebook.Dichosamente, hay instantes que se quedan para siempre.