En el bosque, al caer la noche, los armadillos y tepezcuintles toman en cuenta la cantidad de luz que irradia la luna para saber si salen, o no, a buscar alimento.
En las noches más oscuras, donde predominan las fases de luna nueva o cuarto menguante, son más activos. Además, estos animales tienden a guardar alimento –a manera de reservas– al acercarse la luna llena.
“Es que parece haber un aumento en el riesgo de depredación en hábitats abiertos bajo la luz de la luna llena”, comentó Adolfo Artavia, investigador de la organización Yaguará que estudia felinos en la península de Osa.
Lo que quiso decir Artavia es que, si hay algo que han aprendido a hacer los tepezcuintles ( Agouti paca ) y los armadillos ( Dasypus novemcinctus ), entre otras especies nocturnas que son presa de felinos, es tener en cuenta la luna y aprovechar la oscuridad para esconderse de los jaguares, pumas y manigordos.
Estrategia de sobrevivencia. El aumento en la actividad de las presas según la fase de la luna fue algo que ya habían observado vecinos de la península de Osa.
Aprovechando las imágenes captadas por cámaras trampa que se habían colocado para otros estudios, Artavia se dio a la tarea de verificar si esa observación podía comprobarse a través de la ciencia.
Analizó todas las fotografías captadas desde 2007 hasta 2011 entre las 6 p. m. y las 6 a. m.
Así fue como se dio cuenta de que varias especies que son presas de los jaguares, pumas y manigordos presentaban una mayor actividad en las noches más oscuras y evitaban las noches más iluminadas, algo que algunos expertos llaman “fobia lunar”.
“Posiblemente porque en noches iluminadas pueden ser vistas más fácilmente por sus depredadores naturales y por cazadores, especialmente en áreas abiertas, como es el caso de los senderos donde están colocadas las cámaras trampa”, comentó Artavia.
Por ejemplo, el 48% de las fotos de los roedores nocturnos pequeños corresponde al periodo de luna nueva, lo cual significa que evitaron notablemente la fase de luna llena (solo el 5% salió).
Los roedores son parte de las principales presas de los manigordos ( Leopardus pardalis ). De hecho, las ratas y ratones conforman el 32% de su dieta y las guatusas, un 20% (aunque estas son diurnas).
En el caso de algunas presas del jaguar ( Panthera onca ) y del puma ( Puma concolor ), el 58% de los tepezcuintles y el 65% de los armadillos optaron por noches de luna nueva para salir a alimentarse. Para ambas especies, la búsqueda de comida y movimiento se reduce en noches iluminadas.
Además, aumentan su actividad en ciertas horas de la noche en el cuarto creciente: el 96% de los tepezcuintles y el 100% de los armadillos fueron más dinámicos entre la media noche y las 5 a. m.
“Esto es confirmado por vecinos de la zona con experiencia en el campo, ya que estos animales buscan y guardan alimento al acercarse la luna llena”, señaló Artavia.
En estas noches de mayor luminosidad, estas especies que son presa salen entre las 6 p. m. y las 9 p. m. en un 88% (tepezcuintles) y 100% (armadillos) de los casos.
¿Toman en cuenta, los felinos, las fases de la luna? En el caso del manigordo, una hipótesis es que cazan menos en luna llena, pero probablemente con más éxito, aunque en las fotografías su actividad parece ser indiferente en cuanto a las fases de la luna.
Los pumas, que son más diurnos, sí presentaron mayor actividad al inicio y final de la noche, lo cual coincidió con las horas más dinámicas de guatusas ( Dasyprocta punctata ) y pizotes ( Nasua narica ) que conforman conjuntamente el 29,3% de su dieta.
“Los mamíferos que son presa de felinos tienen dos opciones: tomar el riesgo y no manifestar ‘fobia lunar’ o continuar minimizando el riesgo de depredación evitando luna llena”, manifestó Artavia.