Tenía problemas menores en el hígado desde hace unos años, pero nunca se habían manifestado de una forma grave.
Su cuarto embarazo marchaba normal, pero hace dos semanas, en la semana número 19 de gestación, Yajaira García Gómez, originaria de Guápiles, sufrió una falla hepática fulminante: su hígado dejó de funcionar y puso en grave peligro su vida y también la de su bebé.
“Yo no me acuerdo de nada, cuando me di cuenta ya estaba en el hospital con mucho dolor”, relató esta mujer de 35 años.
Fue ingresada en el Hospital Calderón Guardia, donde los especialistas determinaron que su única opción era un trasplante, que se convirtió en el primero en el país y en toda Centroamérica realizado a una mujer en estado de embarazo.
“Había que intervenirla con muchísima urgencia. Nosotros manejamos la gravedad de estos casos en una escala de 1 a 40, y ella estaba en 40. No intervenirla significaba que murieran los dos en muy poco tiempo. No podíamos esperar”, explicó Mario Sánchez, cirujano que coordinó el procedimiento.
Estos casos son muy raros; la literatura médica solo registra 20 casos similares a este en todo el mundo. Esto se debe a que otros padecimientos sí permiten llevar un embarazo a término pues tienen una evolución más lenta. En otros casos, la misma enfermedad provoca un aborto espontáneo.
Paso a paso. Aunque debía efectuarse con sumo cuidado, la cirugía se realizó de la misma forma que se hace cualquier otro trasplante de hígado y el tiempo que demoró estuvo dentro de lo normal para un procedimiento de ese tipo, de 10 a 12 horas.
“Teníamos que tener diez veces más cuidado que con una paciente que no está embarazada, el sangrado debe controlarse muchísimo más, la anestesia también; pero se tiene la ventaja de que físicamente el útero y el hígado están muy separados, y eso nos permitió trabajar mejor”, comentó Sánchez.
Durante la operación no fue necesaria la presencia de un ginecólogo pues ya se había realizado una evaluación anterior. Ahora, la mujer continúa en observación por su embarazo.
Recuperación. Pese a que siguen hospitalizados, los últimos chequeos indican que madre y bebé se recuperan de forma positiva.
“Me siento muy bien. Nunca imaginé que me fuera a pasar esto, pero es como volver a nacer. Ya he podido oír al bebé por el ultrasonido, solo que no sé si va a ser hombre o mujer porque no se ha dejado ver”, manifestó García.
Como cualquier otro paciente trasplantado, ella recibe medicamentos inmunosupresores, que buscan evitar que rechace el nuevo órgano. Sin embargo, se vigiló lo recetado, pues los fármacos no pueden afectar al feto.
“Deben usarse solo medicamentos que no perjudiquen al producto y vigilar la evolución del embarazo”, señaló Sánchez.
Este fue uno de los seis trasplantes de órganos que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) hizo en los últimos días.
“Todavía tenemos retos; hay 700 personas en lista de espera, dentro de ellos hay 146 de riñón, 45 de hígado, dos de corazón y 560 de córneas; es algo en lo que trabajamos”, aseguró María del Rocío Sáenz, presidenta ejecutiva de esa institución.
En 2014 se hicieron 220 trasplantes: 74 de riñón, dos de hígado, uno de corazón, uno de pulmones y 115 de córneas.