Edwin Araya, de 49 años, nunca sintió dolores o problemas a la hora de orinar o tener relaciones sexuales. Un examen de control del antígeno prostático dio pistas de que algo no andaba bien y una biopsia confirmó el resultado: cáncer de próstata.
La solución para este vecino de Siquirres de Limón vino de la mano de un robot.
Especialistas del Hospital La California, en San José, utilizaron por primera vez un dispositivo de ese tipo, llamado Jaimy , que permite más precisión que en una cirugía laparoscópica y le brinda al paciente una solución más rápida.
“Nosotros hemos removido tumores por laparoscopia desde hace ya varios años, pero este robot cambia muchas cosas, es una gran herramienta”, comentó Mario González, urólogo que lideró el procedimiento.
“Usualmente los robots son sumamente costosos y su mantenimiento es igual de caro. Sin embargo, en un congreso en Alemania nos encontramos con esta opción. Tiene un precio razonable y nos da mucho más facilidad que la cirugía laparoscópica. Además, esto no significa un costo mayor para el paciente”, añadió el especialista.
Las diferencias. De acuerdo con González, este robot tiene varias ventajas sobre la cirugía laparoscópica.
“En una laparoscopia convencional, la cirugía también es mínimamente invasiva, pero los instrumentos son más estáticos. El robot nos permite tener un movimiento mucho más amplio: el instrumento puede doblarse y hacer movimientos mucho más específicos. Cuando se tiene algo estático, uno tiene que moverse y hasta ponerse de puntillas si es necesario. Con esto es como si uno tuviera los dedos metidos dentro del paciente”, detalló el médico.
Todo se traduce a una mayor exactitud, menor complicación y que el paciente tenga una recuperación más rápida y sin efectos adversos, destacó González.
Con estos instrumentos, a los cirujanos les es fácil ingresar al cuerpo de la persona, remover la próstata y unir la vejiga con la uretra. El procedimiento realizado en el país demoró tres horas.
González aseguró que ya están listos para utilizar su brazo robótico en la remoción de otros tumores de próstata o riñón.
Este procedimiento tiene un valor de $10.000 (unos ¢5,4 millones). Esto incluye la hospitalización y la cirugía.
Este tipo de operación no tiene mayores requisitos, cualquier persona candidata a una cirugía abierta puede someterse a una con este robot. Solamente no es recomendable a personas que ya tengan metástasis (el cáncer ya se diseminó a otras partes del cuerpo).
Prevención. Ha pasado solo una semana desde la cirugía a la que Araya se sometió. Él regresó a Siquirres dos días después de la intervención y comenta que no ha tenido problemas.
“Me siento muy bien. No me afectó. Yo sentía miedillo, pero el doctor hizo que se me quitara rápido”, aseguró el paciente.
Sin embargo, el mensaje de Araya va más allá, pues afirma que algo que salvó su vida fue una detección muy temprana.
“Yo le digo a los otros hombres que se hagan revisiones. A mí no me dolía nada y fue el examen el que dijo que yo tenía algo. Si me hubiera esperado a tener síntomas, seguramente ya habría sido tarde”, expresó.
Los especialistas concuerdan con él. A pesar de las ventajas de la tecnología, dicen que lo ideal es prevenir el cáncer o detectarlo de forma temprana.
“Si la detección es tardía, normalmente solo se ofrece tratamiento paliativo. Eso no quiere decir que la persona vaya a morir pronto, pero sí que no puede hacerse mucho por curar la enfermedad y que las terapias solo se enfocan en reducir dolor y mejorar alimentación y emociones”, dijo Gonzalo Azúa, especialista en cáncer de próstata de la Caja Costarricense de Seguro Social, en una entrevista previa.