Entrar ayer al Museo de los Niños después de las 4 p. m. se tornaba en una proeza.
Primero había que pasar por la sucursal de un mercado, donde decenas de vendedores se atravesaban en el camino de quienes intentaban guardar espacio para el espectáculo. La oferta de productos era variada: desde bufandas, guantes y gorros hasta un sinfín de artefactos luminosos.
Al llegar a la fachada, miles de personas se agolpaban para guardar el mejor campo. Nadie quería perderse ni un minuto del evento, programado originalmente para el 1.° de diciembre; este se pospuso por las condiciones de lluvia.
“No es justo. Estos chicos están aquí desde la 1 p. m. y la gente que llega después de las 5 p. m. se pone enfrente y los tapa”, dijo una mujer que llegó acompañada por varios hijos y sobrinos.
A las 6:40 p. m., los villancicos, a cargo del grupo Master Key, abrieron el evento.
Los cánticos fueron interrumpidos por siete acróbatas, que, con la ayuda de cables, bajaron por la fachada del museo, representando antivalores que querían arrebatar el espíritu navideño.
Con la ayuda de los aplausos de los niños y de mensajes positivos, los antivalores fueron derrotados y el Museo finalmente se iluminó. Desde hoy –y durante todo el mes de diciembre– 3.000 bombillas alumbran la fachada de la antigua penitenciaría.
El
“Estoy maravillada. Es algo extraordinario. Es la primera vez que vengo y estoy feliz de haber aprovechado esta oportunidad”, comentó Marlen Fuentes, vecina de San Juan de Dios de Desamparados.
“Me gustó mucho ver cómo bajaban los artistas por las paredes del museo y el juego de pólvora”, dijo Aarón Barboza, de 9 años.