Aunque las mujeres gozan de tener una expectativa de vida levemente mayor que los hombres, estos no llegan a ser tan dependientes como ellas de otras personas cuando llegan a la vejez.
Este es el principal resultado del estudio que un grupo de científicos de la Agencia de Salud Pública de Barcelona ha elaborado con el objetivo de describir el predominio de la discapacidad en personas mayores de 65 años en esa ciudad.
El estudio, que fue publicado en la más reciente edición de la revista
“Hemos observado que existen diferencias en las limitaciones según la posición socioeconómica y que se mantienen constantes a lo largo del tiempo”, indicó Albert Espelt, autor principal del estudio e investigador en la Agencia de Salud Pública de Barcelona, en el sitio web www.plataformasinc.es .
Según este sitio, la prevalencia de la discapacidad en las personas mayores de 65 años se incrementó en Cataluña entre 1992 y el 2006 entre las mujeres, pero no en los hombres, debido al aumento de la esperanza de vida de las mujeres.
Datos del estudio revelaron que esa prevalencia fue de un 30% en los hombres y un 53% en las mujeres, obtenidos en el año 2006.
La investigación tuvo las variables del nivel socioeconómico, medido según el nivel de estudios de las personas, y el de la salud, medido en términos de cuántas actividades podían realizar a su edad.
Para esta investigación, la “discapacidad” fue definida como el tener dificultad para llevar a cabo por lo menos una de siete actividades de la vida diaria.
El número de estas actividades que se realizaron con dificultad fueron consideradas como una medida de la gravedad de la discapacidad de cada persona.
Esta relación permitió ver las desigualdades sociales en la dependencia hacia otras personas.
Los investigadores concluyeron que la desigualdad en la discapacidad debido al nivel socioeconómico estuvo presente en los tres años que se evaluaron. Asimismo, que esta aumenta entre mujeres ancianas, aunque tienen una mayor expectativa de vida que los hombres.
De acuerdo con Espelt, el hecho de que hubiera prevalencia de la discapacidad en mujeres se puede explicar por la “doble carga de trabajo que ellas experimentan a lo largo de su vida”. El trabajo doméstico tiene una mayor prevalencia de enfermedades músculo-esqueléticas y depresivas, por ejemplo.