La ballena azul se alimenta de kril, un pequeño camarón que vive en aguas frías. Para encontrarlo, estos cetáceos regresan todos los años al mismo lugar, según reveló la investigación. Sin embargo, dicho hábito alimentario podría contribuir al estancamiento de la población de ballenas azules.
Para realizar el trabajo, los científicos de la Universidad de Oregon (noroeste) y de California en Santa Cruz equiparon con rastreadores a 171 ballenas azules y las siguieron a lo largo de la costa californiana durante 15 años: del 1993 al 2008.
Se cree que la población total de esos mamíferos en las costas estadounidenses del Pacífico oscila entre 500 y 2.000 individuos.
Los investigadores se dieron cuenta de que los mamíferos seguían siempre el mismo itinerario para alimentarse: cada año, al comienzo del verano, parten hacia el sur y regresan hacia las regiones septentrionales a medida que la estación avanza.
“Las ballenas tienen que maximizar su consumo de alimentos durante el verano antes de migrar hacia el sur para el invierno, por lo general a partir de mediados de octubre a mediados de noviembre”, declaró el investigador principal del estudio Ladd Irvine,
Los científicos aseguran que hay grandes riesgos de colisión entre los barcos y las ballenas azules que toman las mismas rutas.
En consecuencia, sugieren modificar los itinerarios de los buques en ciertos periodos del año, por lo menos durante el verano y el otoño, cuando estos mamíferos marinos son más abundantes.
Se cree que la población mundial de ballenas azules oscila entre 10.000 y 25.000 individuos. Estos enormes animales miden 30 metros de largo y pueden llegar a pesar más de 20 de toneladas.