Tres cintas para completar una buen saga de acción: ahora se trata del filme Bourne: El ultimátum (2007), muy bien dirigido por el inglés Paul Greengrass.
Para recordar. Los dos primeros largometrajes de esta serie fueron, en su orden: Identidad desconocida (2002), donde Bourne, personaje principal, trataba de descubrir quién era él; en La supremacía Bourne (2004), nuestro héroe se vengó por lo que le hicieron. Ahora, en Bourne: El ultimátum (2007), este sujeto regresa a casa y solo tiene estas palabras para sus perseguidores: “Me acuerdo de todo”.
Por supuesto, el actor que sigue en la piel de Jason Bourne es Matt Damon, quien en esta tercera entrega lo hace de manera más enfática y certera.
Sin país ni pasado. Por eso, nos encontramos con Jason Bourne como un hombre que vive sin pasado y sin cobijo especial. Solo recuerda el entrenamiento brutal a que fue sometido por personas que se le han perdido en la memoria. Bourne es solo un arma humana, tan brutal como sofisticada, y a la inversa.
Treadstone. Recordemos que el programa que creó a Jason Bourne como lo conocemos es llamado Treadstone. Ahora han decidido cerrarlo, con todos sus secretos bien escondidos. Ahora se reinventan el programa llamado Blackbriar: nueva generación de asesinos bien entrenados.
Amenaza disfuncional. Para este nuevo programa gubernamental, la presencia de Jason Bourne es “una amenaza disfuncional”: Bourne debe ser eliminado de una vez por todas.
Recuerden que esta trilogía se basa en una serie literaria, novelas, de Robert Ludlum, convertida en best-seller cada una. En esta tercera saga Bourne, tenemos un reparto actoral sugerente, a la par de Matt Damon, como Julia Stiles, Joan Allen, David Strathairm y Albert Finney. Cine de acción febril. wvenegas@nacion.com