Fama le pasa la factura a El Galán

Desde hace dos años y medio, El Galán, interpretado por el actor Edgar Cartín, llegó a la pantalla de Repretel para promover el disfrute de un humor sano y familiar.

Colores llamativos al vestir, cadenas que cuelgan de su cuello, anillos que “brillan” en sus dedos y lentes de sol, que no son capaces de ocultar la sinceridad de su mirada, son tan solo algunos elementos que describen a este personaje.

Quizás esas son tan solo algunas de las razones de por qué El Galán despierta pasiones, positivas o negativas, pero que, sin lugar a dudas, hacen que él no pase inadvertido cuando camina por la calle.

Sin embargo, tanta popularidad de El Galán le ha pasado la factura a Cartín, lo que en varios momentos lo ha llevado a pensar en un inminente retiro de la televisión.

“Siento que ya llegué a un tope o límite. Entonces, cuando eso ya no me llena es el momento de retirarse por la puerta grande”, afirmó.

Cuando las cámaras se apagan y se despoja del atuendo del personaje, este hombre de 47 años y nacido en Cartago, se enfrenta a la realidad de lidiar con un cariño del público que lo ha divorciado por completo de su privacidad.

Ante esto, a veces debe detenerse y respirar, para que con un nuevo aire ese cariño del público le dé esas fuerzas necesarias para continuar.

Todos las semanas, a las 9 p. m., el programa Informe 11 Las Historias se convierte en el canal de enlace con los televidentes que sintonizan el espacio.

“Yo comencé en el programa con la sección Yo canto. Recuerdo que me llamaron de un día para otro y me dijeron que creara el personaje, por lo que me inspiré en un muchacho que conozco en Cartago”, recuerda con una sonrisa.

Este personaje encierra ciertas características que siempre son dignas de rescatar de los costarricenses: amabilidad, lealtad, incondicionalidad y sencillez.

Por eso es que no resulta extraño escuchar, mientras se camina a su lado por el bulevar de San José, una voz que a lo lejos se deja decir con orgullo que él es el verdadero conquistador del “pueblo”.

El amor es lo que mueve a este personaje. Sus fieles seguidores han sido testigos de cómo “su relación” con la presentadora Maureen Salguero lo ha llevado a enfrentarse a situaciones inimaginables.

Estos momentos incómodos no son exclusivos de El Galán, sino que también involucran al actor. Su tolerancia se ha puesto a prueba cuando, por ejemplo, recibe comentarios poco agradables para él.

“Recuerdo una vez que estaba echándole gasolina a mi carro. Cuando ya casi me iba escuché como un taxista dijo: ‘No ve el chuzo en el que anda ese mae y uno pensando que es humilde como uno’. Me tuve que aguantar para no contestarle que eso yo me lo había ganado trabajando”, contó.

A viva voz. Podría decirse que entre Edgar Cartín y El Galán hay más puntos de divergencias, que de coincidencias.

Si bien es cierto que ambos disfrutan de la música y de la alegría, hay muchísimas otras cosas que los diferencian por completo.

Este empresario, quien es dibujante comercial y que se ha dedicado durante los últimos 28 años al crecimiento de su compañía de rótulos, es de un hablar mucho más pausado y con una madurez que le ha venido con los años.

Su padre fallecido, Edgar Cartín, fue quien lo impulsó a que estudiara actuación. Ser el más payaso de la familia fue, sin duda, una buena señal de que tenía futuro.

“Una vez que estudié y trabajé un poco en esto, decidí crear mi propio grupo de teatro. Durante tres años consecutivos gané como mejor actor en el Festival Grano de Oro, de la Municipalidad de San José”, rememoró Cartín.

De sus raíces, siempre recuerda sus inicios como chequeador de bus en su provincia natal, ese empleo que le abrió las puertas para llegar al lugar en el que está hoy.

Si algo tuvo claro Cartín fue que, trabajara en lo que trabajara, su destino estaría ligado a ayudar a otros con su don de actor.

Mientras recuerda algunas de esas anécdotas que lo han marcado, se detiene y se arma de valor para contar una de las tantas. Esta la vivió junto al pequeño Emmanuel.

“Nunca olvidaré un día en el que recibí una llamada de una madre, en la que me decía que su hijo que padecía cáncer quería conocerme. El chiquito estaba internado en el Hospital de Niños”, relató.

Tras varias visitas, durante aproximadamente un mes, el pequeño no logró recuperarse y falleció en compañía de Cartín y el guiro que este le había regalado.

Este momento que marcó su vida, hizo que fuera mucho más consciente de cómo su personaje puede influir en la vida de los demás.

Para este fanático de los toros y del humor sano, el tener sueños por cumplir representan una oportunidad para vivirlos. En sus adentros guarda la esperanza de escribir un libro en el que hable de su vida y hacer una película.

Nunca deseó estar en la televisión, pero esto le abrió las puertas para realizarse como persona. No tanto por el hecho de estar frente a las cámaras, sino que al estar detrás de ellas ha podido ayudar a quienes han necesitado de él.