Subite al Chunche, proyecto comercial creado por un grupo de jóvenes para mostrar aspectos culturales que rondan el mundial de Rusia y sus propias vivencias (reales o ficticias). Se abre paso mediante las plataformas sociales de video, con una lógica distinta a la dinámica de la TV, relacionada más con lo transmedia. También se distribuye mediante TDMás (el Netflix criollo) enmarcándolo como un producto On Demand, la televisión cuando usted la quiere ver.
Su género es documental, ya que registra el camino de este grupo de amigos que viajan a Rusia llevando un carro viejo (el chunche) identificado con una parafernalia nacional. Su intención: apoyar a la selección nacional.
Fondo.
Acá es donde Subite al Chunche carga sus mayores contradicciones. El tinte documental que habla de futbol y que constituye la promesa, hilvana otras vivencias que al final no sostiene de forma relevante las historias que presenta. Por ejemplo, escuchar la opinión de los mismos protagonistas sobre la figura de Bryan Ruiz en lo futbolístico o individual, no necesariamente significa algo provechoso. ¿Quiénes son los protagonistas para ser televisables o líderes de opinión?
Falencias existen a lo largo de sus nueve capítulos. En el capítulo inicial muestran el Manchester City como campeón de liga, denotando la informalidad y oportunidad sobre la agenda. Muestran también unos tacos de futbol que en teoría deben llevarle a Celso Borges, para que los use en el mundial, sin embargo, no argumentan por qué. Esto no tiene peso ni siquiera desde la ficción que representa.
Otro ejemplo es cuando muestran la colisión de un dron. No tiene ninguna relación con la trama de la propuesta y se percibe como un relleno. ¿Es curioso y risible? Sí, pero eso no es suficiente. La discontinuidad en la narrativa que se puede permitir el proyecto al estar en redes debe servir para ofrecer esos rellenos que la audiencia fiel, puede disfrutar mejor sin afectar el núcleo narrativo.
Se nota una disipada agenda, por ejemplo, la entrevista de una migrante tica en Alemania, toda vez que su trabajo no se relaciona con el fútbol. Luego de varios capítulos de tratar el fútbol, se cambia la promesa y el formato cambia. Posiblemente a algunos les podrá interesar, pero el programa es otro en ese momento y se siente artificial la propuesta informativa.
Forma.
El sustento informativo es muy pobre y redunda en la edición. La mayoría de los minutos se pasan en una mezcla con atojado sentido cronológico, aunque existe un montaje que la mayoría de las veces es inteligente y agradable e incluso hasta destacado. Es innegable la belleza de algunas imágenes que están muy bien y oportunamente construidas.
Tal vez la crítica más grande que podría hacerse al espacio es la razón para ver la reacción de cuatro desconocidos en las gradas del estadio, si al otro lado de la cámara está jugando la selección.
Otro.
Existe una propuesta similar, llamada El Tripazo. Es un proyecto mucho más comercial y fraccionado con una pobre entrega en sus viajes. En este, dos jóvenes igualmente visitan los países rivales de la selección en el mundial. Una agenda tan limitada que lleva a mirar el partido contra Serbia en cualquier bar y el de Brasil en una soda dentro de una favela. Este abordaje lo hace mucho más corto de interés que Subite al Chunche, sumado a la amplia gama de videos cortos que dificultan la elección del contenido importante.
Estas dinámicas se acuerpan en la locura del fútbol, la clasificación de la selección y la necesidad de las marcas de posicionarse respecto al evento. Sin embargo, poco ofrecen en relación al evento principal, pues su capacidad de ligarse al objeto del deseo es limitada y flotan en la periferia sin agenda propia.
Si la agenda no depende de la producción, el resultado no es seguro. Las imágenes documentales dependen de factores ajenos a la producción, pero que incluso, la producción no gestiona, sino que improvisa. Sin duda se consume este tipo de contenido; sería esperable que con el tiempo mejoren sus mecánicas para interesar audiencias, dejando los ejercicios individuales con escasos recursos.
El video en web y las dinámicas transmedia tienen una deficiencia categórica: se basan del conocimiento colectivo (la memética) para ser comprendido, necesitan externar mediante otros soportes como el texto, lo que está pasando. La fugacidad con que la web trata a video y la informalidad con la que el contenido es creado (al ser todos productores de contenido) afecta la narrativa en términos generales. Aun así, le recomiendo buscar el resultado y generar sus propias conclusiones.