Cobertura del FIA en Patarra Parque La Libertad,Plaza de la Cultura,Sabana. 17/3/12. Parque La Sabana. (JORGE CASTILLO MONESTEL)
Cuatro equinos gigantes, desgarbados y alocados, recorrieron La Sabana ayer, dejando como saldo un mar de niños y adultos con dolor de estómago por tanta carcajada.
Fue
Público y artistas se encontraron en la explanada del Museo de Artes Costarricense (MAC), bajo un cielo gris que parecía vaticinar un aguacero que nunca llegó.
El espectáculo comenzó a las 2 p. m., con una misteriosa música de percusión y la coreografía de cuatro artistas, en la que se veía cómo dejaban su humanidad para dar vida a los equinos.
Los artistas avanzaron despacio hacia las marionetas, despacio, hasta integrarse completamente a ellas con movimientos suaves, como si vinieran despertando de un largo período de sueño.
Al ver lo que pasaba, los adultos se maravillaban, las adolescentes gritaban como en casa de sustos y muchos de los niños, sobretodo los más pequeños, se quedaban petrificados agarrados a las piernas de sus padres.
“¡No quiero que me toquen los caballos!”, le dijo, con lágrimas en los ojos, Isabel Mora, de cuatro años, a su papá que la tenía alzada en sus hombros.
“Mirá, ellos son personas, no hay que tenerles miedo”, le respondió enternecido Mario, su papá, quien intentaba persuadir a la pequeña de quedarse en el lugar a ver la presentación.
Padre e hija se perdieron en medio de la multitud, cuando la música se aceleró y los caballos comenzaron a trotar por toda la plaza.
Aquello parecía una nueva corrida de toros a la tica, en la que las bestias cabalgaban a toda velocidad, mientras cientos de almas salían espantados con una mezcla de pavor y alegría.
Pronto,
Con tanto alboroto, no hubo niño que se resistiera a bajarse de los caballitos para ver qué era el alboroto, o adulto mayor que no se apoyara fuerte en su bastón con tal de seguirle el paso a las bestias.
Los caballos avanzaban, se quedaban quietos y, de pronto, salían en estampida levantando una polvareda en la plaza capitalina, seca por el sol de marzo.
La gente estaba emocionada. Cuando los caballos se detenían, se acercaban a acariciarles la crin o a tomarles una foto con sus teléfonos celulares.
Cuando la presentación llegó a los 40 minutos, los equinos regresaron a la explanada del Museo por el mismo camino que los llevó al epicentro del festival.
Al llegar a la explanada de donde salieron, además de pegarles un par de correteadas a los espectadores, los actores nuevamente hicieron una coreografía para ponerle punto final a su espectáculo.
Todos los asistentes agradecieron su presentación con aplausos. Ellos retribuyeron el saludo con una reverencia a todos los que los siguieron por el lugar.
Al final, cuando la música se había detenido y los actores terminado su función, más de uno se acercó para agradecerles y felicitarlos en persona.