Cuando el español Luis Eduardo Aute subió al escenario del Teatro Melico Salazar, la noche del miércoles 25 de junio, el público encontró frente a sus ojos a alguien más que un artista.
Ahí estuvo el amigo que les habló de su apoyo a la Sele , de cómo su corazón es mitad tico y mitad griego, y afirmó que en el partido de fútbol del domingo pasará “lo que Zeus quiera que sea”.
También rieron con sus bromas acerca del sexo y cómo hasta el más ateo se acuerda del ser supremo en momentos orgásmicos.
El amor brotó de varias de sus canciones, acompañado de versos que son un lamento ante algunos problemas del mundo. La poesía llegó de forma inesperada, cuando una seguidora interrumpió para dedicarle unos versos desde su butaca.
Noche larga. El cantautor costarricense Esteban Monge comenzó la velada con temas de su cosecha, como Buscándome , tema de 1997 que aseguró sigue interpretando porque su búsqueda continúa.
A las 8:27 p. m., el público disfrutó de una faceta distinta de Aute. Los productores del concierto proyectaron El niño y el basilisco , película animada del 2012 con guion y dirección del español.
Tras el cine, llegó la música. A las 8:50 p. m. apareció un Aute que no esconde el paso de los años: los surcos en su rostro son señal de que ha vivido. Vestía pantalón de mezclilla y camisa con las mangas arrolladas.
“Muy buenas noches, es la perfección estar en Costa Rica luego de cuatro años de ausencia. Mis felicitaciones por esos 7 puntos y el primer lugar del grupo”, afirmó el artista en una de sus primeras intervenciones.
Su buen verbo sirvió para introducir sus canciones, que mostraron su compromiso con los problemas de la sociedad actual.
Atenas en llamas fue una de esas primeras críticas a una Europa que transformó a Grecia, “cuna de la civilización”, en paria.
Luego, entre charla y broma, brotaron otros temas que el público esperaba, acompañados de las composiciones de su disco más reciente El niño que miraba el mar . Aparecieron Prefiero amar , No hay manera , Siento que te estoy perdiendo y Las musas .
Avanzado el concierto, lo que en principio fue un lindo detalle de una fan se transformó en la nota incómoda de la noche porque la mujer insistía en recitarle versos. Tal acción poética molestó a algunos y obligó al cantautor a ignorarla y continuar.
La noche se hizo larga; unos pocos abandonaron la sala aún con el espectáculo en desarrollo. Sin embargo, la promesa del invitado fue cantar tanto como pudiera y lo hizo. A las 11:15 p. m., se despidió, pero antes repasó otros temas muy queridos como Slowly , Sin tu latido y Anda .
Los fieles amantes de su música lo enviaron de regreso al hotel con una enorme cosecha de aplausos.