Madrid. Efe Diane Keaton se ha forjado una imagen de mujer independiente, a la que poco le importa la opinión de los demás. En sus memorias, Ahora y siempre , lo demuestra, a la vez que expresa que aún sigue queriendo a Woody Allen, y que en algún momento llegó a perseguir a Al Pacino; y si de escoger besos se trata, se queda con los de Jack Nicholson.
Mezclando sus recuerdos con los diarios de su madre, Dorothy, fallecida en el 2008, tras una dura lucha contra el Alzheimer, la inolvidable protagonista de Annie Hall traza un sensible y realista autorretrato, que demuestra su poco interés en pertenecer al mundo de las estrellas de Hollywood.
En Ahora y siempre , la actriz, quien padeció bulimia –tema del que también habla en su libro–, relata cómo conoció a Woody Allen, en 1968, durante la obra teatral Sueños de un seductor .
“Durante los ensayos (de la obra) me enamoré del guion de Allen, pero también de Woody”, expresa la artista en sus memorias.
“Echo de menos a Woody. Se estremecería si supiera cuánto lo aprecio. Soy lo bastante lista para no sacar el tema. Sé que casi le repugnaría lo grotesco de mi afecto por él. ¿Qué le voy a hacer? Todavía lo quiero”, continúa.
Sobre Al Pacino, recuerda que lo conoció en el rodaje de la primera parte de El Padrino, y se reencontraron años después para iniciar una larga relación intermitente.
“Estoy bastante segura de que para Al solo era una amiga con la que charlaba. Por mucho que me gustara escucharlo, yo quería más, mucho más. Toneladas. Quería que me quisiera tanto como yo a él”.
Incluso, asegura que llegó a ponerle un ultimátum al actor para que se casara con ella; sin embargo, este nunca accedió.