Tres amigos hacen planes para ligar mujeres, a través de las redes sociales. El detonante tiene un sesgo particular: los jóvenes presentan –por separado– discapacidades auditivas, visuales y del habla que desean ocultar de sus futuras conquistas. La ocurrencia y la pronta respuesta de tres muchachas los meterá en una interminable serie de enredos de los que lograrán salir a duras penas.
Apunto dos problemas ideológicos de la obra. Primero, en el contexto de la lucha por la defensa de los Derechos Humanos, la idea de esconder una discapacidad para encajar en una sociedad “normalizada” es un retroceso. Segundo, los personajes femeninos están diseñados a la medida de las fantasías y miedos masculinos. De allí que aparezcan como objetos sexuales o seres amenazantes.
Menciono lo anterior porque la comedia, desde sus orígenes, ha sido el género escénico más afín a la crítica de costumbres.
Por eso, cuando se convierte en vehículo para reproducir estereotipos uno siente que se desaprovecha su potencial transgresor. En la lógica del entretenimiento todo se vale pues el objetivo es satisfacer el gusto del consumidor. Sin embargo, esto no justifica la banalización de lo cómico.
Los Bonobos posee un alto margen de crecimiento en aspectos que, actualmente, no han cuajado. El principal de ellos es el desempeño del elenco. No es aceptable que algunos intérpretes se desconcentren para luego reírse de situaciones ajenas a lo que están representando. Cuando el actor descuida la consistencia de su personaje, la ficción se debilita y el espectáculo pierde calidad.
Otro ámbito de mejora se relaciona con el manejo del lenguaje de señas que utilizan Dani y Fran. No es necesario ser especialista en la materia para percatarse de la limitada investigación de los actores. Este no es un detalle cualquiera. A fin de cuentas, el montaje fundamenta su premisa y su trama en los retos que la discapacidad le impone a la comunicación de las personas.
Sabemos, desde La Poética de Aristóteles, que en el teatro de mímesis (imitación) el personaje se construye con fidelidad a un modelo ubicado en el mundo real. Esto genera la muy deseable verosimilitud sobre la que se basan tendencias escénicas vigentes como el realismo. Por lo anterior, las competencias de Dani y Fran –en lenguaje de señas– deben profundizarse pues falta mucho terreno por recorrer.
Los Bonobos no es el texto más destacado de Laurent Baffie que hemos visto en el Torres, pero tiene sus chispazos. A partir de este criterio, el elenco puede exigirse un mayor compromiso o, al menos, una revisión extensa del trabajo hecho. No en balde allí hay intérpretes con formación académica que deberían marcar la pauta y ejercitar la sana autocrítica.
Desde su fundación, el Teatro Torres ha cuidado el buen nivel de su oferta. No es momento para aflojar la exigencia ni olvidar que el arte de la comedia también exige actuaciones sólidas, además de una dirección rigurosa en lo artístico y consecuente en lo ideológico. “La comedia es cosa seria” solía sentenciar el crítico Andrés Sáenz (q.e.p.d.) y vaya que llevaba mucha razón.
Ficha técnica
Dirección Johanna Valverde y Marcela Jarquín
Dramaturgia Laurent Baffie con traducción de Julián Quintanilla
Actuación Diego Benavidez (Alex), Marvin Dionisio Leiva (Dani), Luis Felipe Solano (Fran), Érika Hidalgo (Ángeles), Carmen Arias Martínez (Beatriz), Adriana Alvarado (Jéssica)
Diseño y realización de escenografía Johanna Valverde
Luces y sonido Isier Meza
Vestuario Teatro Torres
Realización de video Ricardo Prado
Casting Marcela Jarquín
Efecto técnico Luigui García
Fotografía Julián Trejos
Caricaturas Carlos Pincel
Producción Ejecutiva Johanna Valverde
Producción General Johanna Valverde
Espacio Teatro Torres
Fecha 19 de mayo de 2018