Una de las funciones principales del teatro es hacer conscientes los hechos fundamentales de la vida cotidiana. Viendo al mundo, además de las apariencias, vemos a opresores y oprimidos en las sociedades, etnias, géneros, clases y castas... ese mundo injusto y cruel.
Tenemos la obligación de inventar otro mundo, porque sabemos que otro mundo es posible. Pero nos incumbe a todos el construirlo con nuestras manos entrando en escena, en el escenario y en la vida.
Bajo esta premisa, se otorga a Rubén Pagura el premio en teatro por dramatizar, dirigir y actuar en
Este montaje se ha distinguido por su alto nivel de complejidad tanto a nivel temático-social, como teatral, y por darle un amplio y profundo significado en toda la obra.
Además, su esquema de causalidad social esta correctamente dramatizada, ya que se extiende más allá de los acontecimientos que tienen lugar en el escenario y fueron conectados con la vida de una clase, de una época y un lugar.
Es meritorio el trabajo por darnos a conocer los desvelos del pasado y expresarlos en una obra, con el fin de que la colectividad humana reconozca los errores y horrores del pasado. La pieza teatral se constituyó en una empresa digna de recabar y conservar –estos hechos dramáticos– y que fue dada a conocer en diferentes temporadas y escenarios, tanto a nivel nacional como internacional.
En esta producción el uso mínimo de elementos escenográficos obligaron al actor a una ejecución simple y sin artimañas. Destaca el canto –interpretado
Durante la obra también hay un uso correcto de la expresión corporal y el actor interpreta a los personajes con eficacia y credibilidad.
En un mundo como el actual, la presencia de montajes teatrales como