05 de enero del 2012. Reproducciones de libro El Album de Figueroa. (albert marin)
Este era un tipo incómodo. Incómodo para la clase política, para la Iglesia, para el aparato judicial, los intelectuales y para la puritana sociedad costarricense del siglo XIX.
En ese entonces no existían blogs ni Facebook como para poder ‘madrear’ el sistema desde ahí, pero José María Figueroa Oreamuno (1820-1900) lo hizo de un modo bastante irreverente para la época en su famoso
Esta publicación es una extraordinaria mezcla entre textos, ilustraciones, mapas y planos estampados en 190 folios de gran formato, los cuales exponen de manera muy completa “la biografía” de Costa Rica desde la época precolombina hasta el siglo XIX.
El libro
El libro fue publicado por Editoriales Universitarias Públicas Costarricenses (Edupuc) y compila textos de nueve autores que examinan el aporte del
Así, el dramaturgo e investigador Jorge Arroyo desnuda la irreverencia de Figueroa y hasta se atreve a catalogarlo como “el primer pornógrafo de Costa Rica”.
Lo anterior, a raíz de un dibujo que Figueroa hizo sobre las hijas de un hombre con el que había reñido y, a modo de venganza, retrató a las mujeres de una forma bastante soez para la época.
El historiador Víctor Hugo Acuña definió el
Acuña sostiene que la obra de Figueroa pertenece a una familia de artefactos culturales que identifica como “ensamblajes de distintos tipos de materiales, impresos, manuscritos visuales y hasta objetos tridimensionales dispuestos en hojas o páginas normalmente encuadernadas como un libro”.
El historiador y educador Anthony Goebel propone una dimensión “verde” en el Álbum de Figueroa y lo considera como “ una invaluable fuente para el estudio de las concepciones y representaciones de la naturaleza”.
Goebel razona que Figueroa documentó muchas expediciones realizadas en territorio tico además de explorar con textos e ilustraciones temas ambientalistas como la deforestación y las transformaciones de la flora y fauna.
Por su parte, el genealogista Mauricio Meléndez plantea que Figueroa fue “el primer costarricense que incursionó de manera sistemática en esta disciplina”.
Otros autores del libro son el geógrafo Gilbert Vargas, las historiadoras, Carmela Velázquez y Elizet Payne, la antropóloga Giselle Chang y María Enriqueta Guardia, curadora de arte e investigadora.