La última vez que la Compañía Lírica Nacional presentó la afamada ópera La bohème, fue hace 20 años. En 1995 y 1996 esta obra del compositor Giacomo Puccini se llevó al Teatro Nacional.
Esta semana, una vez más, una de las óperas más destacadas del repertorio operístico y una de las más representadas en todo el mundo volverá al escenario.
El más reciente montaje lo hizo la Asociación de Voces Líricas y de Artes Plásticas Latinoamericanas en el Melico Salazar, en el año 2006.
A partir de este 22 de julio, más de 120 artistas de la Compañía Lírica Nacional, músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional, el Coro Sinfónico Nacional, el Coro de Niños del Instituto Nacional de la Música y un elenco de diez cantantes líricos solistas la harán brotar nuevamente con seis funciones.
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El libreto original, escrito entre 1845 y 1849 es de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica. Esta ópera en cuatro actos es una adaptación de la novela Escenas de la vida bohemia de Henri Murger. Se estrenó en el Teatro Regio de Turín, en 1896, y cuenta la historia del romance entre Mimí y Rodolfo y la de sus cuatro amigos bohemios en París, en la década de 1840.
Rodolfo, Marcelo, Colline y Schaunard comparten un desastroso y descuidado ático. Rodolfo es poeta, Marcelo artista, Colline un filósofo con mal humor y Schaunard músico. Todos son pobres, pero tienen una gran pasión y ganas de vivir. Al llegar la Nochebuena, deciden celebrarla en el Café Momus, sin saber que esa noche sus vidas cambiarán.
“Considerando el valor universal que tiene esta obra dentro de la ópera, creímos que era oportuno traerla de nuevo”, comentó Beverlyn Mora, directora de la Compañía Lírica Nacional. “Es una de las obras más gustadas del público seguidor de la ópera”.
Para Mora, es una historia que nunca pasa de moda, sin importar el tipo de representación que se haga. “Siempre es una ópera que cautiva; cautivan sus bellas melodías, cautivan sus arias y cautiva la historia en sí, con sus personajes tan particulares”, asegura.
“La bohème es una obra en que siempre reconocemos el comportamiento y los principios fundamentales de toda interacción humana: el amor, la solidaridad, la tristeza y cómo de alguna forma se supera la adversidad”, dice.
Participación nacional. Según Mora, tras las dos exitosas temporadas de ópera de los años anteriores, con los montajes El elixir de amor (2015) y Nabucco (2014), la Compañía Lírica regresa para ofrecer “lo mismo de siempre: lo mejor de la producción musical del país”.
Este año, destaca la amplia participación de talento nacional. En el elenco, elegido en una audición pública y abierta en marzo pasado, se complementarán cantantes de carreras consolidadas como María Marta López, José Arturo Chacón, Fulvio Villalobos y Ono Mora, así como el actor Jonnie Obando, con jóvenes que se abren paso en el campo de la ópera, como Gabriel Morera, Sofía Corrales, quien estudia y desarrolla su carrera en Italia y el debutante Luis Gabriel Quirós.
A este elenco nacional se le sumará la cubano-estadounidense Elizabeth Caballero y el tenor mexicano radicado en Costa Rica, Ricardo Bernal.
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Aparte de este elenco, el equipo de producción está integrado por los costarricenses Alejandro Gutiérrez, como director orquestal; Claudia Barrionuevo, en la dirección escénica; Marcela Lizano, en la dirección coral; José María Milo Junco, en el diseño escenográfico y de vestuario; un equipo de cuatro personas en la confección del vestuario y Fernando Castro, en la construcción de la museografía.
“La calidad del trabajo y la producción es absolutamente satisfactoria. El equipo de producción ha sido excelente y, precisamente, lo que nos deja de enseñanza es que tenemos nacionalmente lo necesario para hacer una excelente producción operática”, agregó Mora.
El director Alejandro Guitiérrez, por su parte, aseguró que para él es un honor poder dirigir una ópera que después de tantos años, todavía sigue siendo tan esperada por el público.
“Hay un montón de componentes que es complicado engranar: coro de niños, coros de mujeres, una banda, un ejército, una orquesta, una multitud en la calle en el segundo acto”, indicó Gutiérrez. “Es una historia muy linda y está muy bien lograda. La música es bellísima, está muy atada a los personajes y a la historia porque utiliza leitmotifs , que son temas musicales que identifican a cada uno de los personajes en escena. Siempre la música anticipa a los personajes o los respalda”.
Para el director, uno de los retos más importantes tanto para los músicos, como para los cantantes, es el acompañamiento de la orquesta dentro de la sala y no desde un foso orquestal.
“Complica demasiado los balances. Es muy difícil para los artistas cantar con una orquesta que está casi al nivel de ellos y no en el fondo. La orquesta debe tocar muy suave para que los cantantes se puedan escuchar”, aseguró. “Son problemas técnicos con los que tenemos que lidiar porque no tenemos un teatro con un foso, pero así lo hemos hecho y así lo seguiremos haciendo. Si lo hemos hecho bien antes, tenemos que hacerlo bien una vez más”.
Formidable producción. Un recorte de presupuesto para el Centro Nacional de la Música obligó a la Compañía Lírica a contar con un total de ¢76 millones para la producción, una limitada cantidad de fondos en comparación con los ¢120 millones aproximados para temporadas anteriores.
“Hemos reciclado mucho del vestuario y de la escenografía que teníamos en bodega. Se ha hecho un gran trabajo de rediseño y estamos seguros de que no vamos a sobrepasar la suma del presupuesto”, aseguró Mora.
Patricia Giró, jefa del taller de vestuario integrado por cuatro personas, comentó que unos 120 trajes serán reutilizados o confeccionados para vestir a todo el elenco. El equipo creó los trajes diseñados por Milo Junco en un período de dos meses. Según sus cálculos, esta optimización de recursos le ahorró unos ¢15 millones a la producción.
“La calidad no la perdimos en ningún momento, en el espectáculo se verá vestuario de primera. Casi nos toca hacer magia pero sí se logró”, asegura.
Revivir. “Estamos seguros de que nuestro público disfrutará con los seis bohemios protagonistas del drama, de toda la maraña de comicidad, amor, desamor, angustia y desolación, con la pericia que Puccini pudo lograr tan magistralmente en esta magnífica ópera”, comentó Fred Herrera, director del Teatro Nacional en un comunicado.
La temporada en el Teatro Nacional se realizará desde el 22 de julio hasta el 31. Ver La bohème costará entre ¢2.000 y ¢30.000, según localidad. Para González, es una oportunidad imperdible.
“Es un privilegio que en Costa Rica podamos hacer ópera. Ya que lo tenemos y que tenemos experiencia haciendo ópera, esperamos que no se pierdan la oportunidad de venir”, añadió. “Van a haber seis funciones y las seis van a estar maravillosas, tenemos un elenco muy estable. Es música, drama y teatro en vivo; cada noche habrá algo diferente y se sentirá algo diferente”.
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Puede disfrutar de las funciones los días y horas: viernes 22, martes 26, jueves 28 y viernes 29 de julio a las 7:30 p. m. y los domingos 24 y 31 de julio a las 5 p. m., en el Teatro Nacional. Las entradas tendrán un costo entre ¢2.000 y ¢30.000, según localidad. Se aplicará un 40% de descuento a estudiantes y un 10% a adultos mayores identificados. Están disponibles en la boletería, página web y centro de llamadas del Teatro Nacional, en los teléfonos: 2010-1129 y 2010-1136