En el 2006, el poeta y narrador Gustavo Adolfo Chaves emprendió un viaje que, a su modo, era una huida. El camino llevaba al fin de todo, a Finisterre, y lo registró todo en un diario. Ahora, es el punto de partida de la novela Diario de Finisterre (Uruk Editores).
Chaves intentó transformar ese diario en novela, pero era demasiado personal, demasiado cercano. “Tuve la idea de escribir esta novela como si lo del diario ya fuera una novela; es decir, escribir la historia de alguien que se encuentra ese diario y trata de recomponer la historia que narra”, explica.
“La historia personal que se contaba en esos diarios es la de alguien que necesitaba irse y perderse para, luego, hallarse”, confiesa Chaves.
El protagonista de Diario de Finisterre es un profesor de música que se encuentra, de pronto, en un paréntesis peligroso de su vida.
Pasivo y frustrado, cuando su esposa se va por trabajo a Brasil por un par de semanas, Galsonati se da cuenta de que su mundo está totalmente detenido: atraviesa una “parálisis existencial y anímica”, dice Chaves.
Humor. Para su autor, esta novela fue un juego. “Fue un libro que disfruté muchísimo escribirlo, tuve tiempo de sentarme unas semanas a solamente escribirlo”, cuenta. Chaves aspira a que este tono lúdico se transmita al lector; por ello, es un libro cargado de humor.
Ese tono se lo brindan, en parte, los intercambios del protagonista con Rubén, un “pachuco” que impulsa a Galsonati a romper su pasividad. “Galsonati es un tipo que se toma las cosas demasiado en serio y eso lo mata; Rubén no, y eso lo salva”, considera Chaves.
Aunque se trata, en palabras de Chaves, de una “novela de entretenimiento”, el amplio librero del autor se cuela en la narrativa. “Es para leerla, reírse un rato y dejarla. Sin embargo, yo, siendo yo, no podía dejar de hacer ciertos guiños. Hace siete años, cuando empecé con este proyecto, yo había decidido que iba a aparecer como personaje. Posteriormente, me di cuenta de que autores como Paul Auster ya habían hecho cosas así”, cuenta. Por ello, se incluyen referencias a La ciudad de cristal, una novela en la que el escritor estadounidense echa mano de este recurso literario.Otra novela que ejerce una influencia sobre Diario de Finisterre es Bruges-la-Morte , de Georges Rodenbach. Chaves se inspiró en su estructura para dar forma a la narración de la suya; además, comenta, en la novela belga, la ciudad se convierte en el “espejo emocional” del personaje, y lo mismo pasó con su Galsonati. “Terminó siendo una novela muy josefina. La escribí en San José, viviendo aquí, por lo que terminó siendo una pequeña canción de amor a San José y quería ver los conflictos internos del personaje reflejados en los conflictos para percibir a San José como ciudad “, explica Chaves.
La novela se presentará el jueves 20 , en compañía del editor Alberto Calvo y la escritora Susana Domingo. Será en el Instituto de México, Los Yoses, a las 7 p. m.