Ninguna época parece respetar el texto de Romeo y Julieta, quizá porque William Shakespeare no lo concibió como un algo intocable. Por el contrario, como pruebas de la inestabilidad del texto teatral, hoy tenemos tres volúmenes de entre 1597 y 1623 (y otros posteriores), de los cuales derivan las publicaciones modernas de Romeo y Julieta . Shakespeare probablemente consideraba que una obra no estaba completa cuando la escribía, sino cuando se representaba. Es decir, el hecho escénico no era ni es secundario al texto.
No obstante, el público general exige versiones “auténticas” o “tradicionales”, como –supuestamente– la película de Franco Zefirelli (1968), aun si se desconoce la inmensa proporción que el cineasta omitió del texto original. Esa cinta ha determinado lo que muchos consideran el contexto en el que debiera montarse Romeo y Julieta , pero esto resulta una paradoja pues Shakespeare no era precisamente un autor obsesionado con exactitudes históricas ni contaba con recursos para poner obras en su contexto “real”.
Incluso, hay indicios de que los actores isabelinos se disfrazaban con ropa de su tiempo, sin importar la época ficticia de cada obra, y sin necesidad de aclarar que estaban montando una versión moderna o ecléctica de ella.
Versiones “derivadas”. De hecho, la historia de las adaptaciones de Romeo y Julieta probablemente comienza en 1660 con la reapertura de los teatros durante la Restauración de la monarquía inglesa. Una ley de patentes otorgaba a Thomas Killgrew el derecho de representar la mayor parte de las obras de Shakespeare. Así, William Davenant y otros dramaturgos debían escribir nuevas obras, si bien muchas veces lo hicieron a partir de viejos éxitos. Ellos “mejoraban” los textos mientras exploraban las posibilidades que ofrecían los nuevos teatros techados, el debut de las mujeres en el escenario y los accesorios de la escenografía.
Lo interesante es que, por 150 años o más, el público y los dramaturgos prefirieron que se montasen estas versiones actualizadas, o aquellas reescritas por completo, por encima de la original.
De Romeo y Julieta hubo versiones tragicómicas, otras con finales “felices”, alguna donde se omiten en gran medida los diálogos de doble sentido. The History and Fall of Caius Marius (La historia y la caída de Cayo Mario, 1679) es una adaptación que sitúa la acción de Romeo y Julieta en la antigua Roma e influyó en versiones posteriores.
Así comenzó la historia de obras creadas a partir de Romeo y Julieta , pero que no utilizan el lenguaje de Shakespeare “tal cual”, ni sus traducciones. En otras palabras, no son adaptaciones “directas” sino “derivadas”.
Cotejar el texto original con el derivado resulta un ejercicio útil para varios propósitos, pero las adaptaciones no siempre exigen el conocimiento previo de la obra fuente. Por lo general, los cambios y las omisiones provocarán resultados específicos: las versiones que omiten el papel de Rosaline, no retratarán a un joven enamoradizo, sino a un Romeo fiel y devoto a Julieta: lo que David Garrick favoreció en su adaptación de 1748.
Cine y ópera. Generalmente, las apropiaciones buscan explorar diferentes perspectivas, y ofrecer un enfoque particular en ciertos personajes, escenas, emociones o posturas políticas, entre otras cosas.
Muchas de las apropiaciones deben considerarse obras por sí mismas, por lo que su éxito o fracaso no provienen de la comparación con el texto de donde derivan, y su valor no proviene de su “fidelidad", algo inútil de intentar definir.
De Romeo y Julieta ha surgido una gran cantidad de obras autónomas: óperas, ballets y películas, y hasta parodias musicales, como The People vs. Friar Lawrence . Esta se burla de varios personajes de la obra al imaginar un juicio criminal (muy al estilo de los Estados Unidos) contra el fraile Lawrence. A él se lo ha considerado una figura paterna que busca el bienestar de la pareja, pero el musical plantea que es en realidad el culpable del final desastroso (sus planes fallidos y sus pésimos consejos no lo ayudan).
La comedia Romanoff and Juliet (1956) reubica la acción en la Europa central de la Guerra Fría, y los amantes son respectivamente hijos de un diplomático soviético y uno estadounidense. Esta utiliza la obra para satirizar situaciones o personajes ajenos a ella, no para ridiculizar la obra en sí.
La versión de Cantinflas (1943) se burla, entre otras cosas, de las clases altas metropolitanas de México y del culto que le tienen a Shakespeare, aun sin haberlo leído.
Sesenta años después , Amar te duele (2002) expuso que la ciudad de México aún se encuentra sumergida en el clasismo cotidiano. Esta película es un melodrama cursi que resitúa el conflicto en Santa Fe, el basurero marginal convertido en centro financiero.
Shakespeare podrá ser un fenómeno global, pero sus obras no necesariamente tratan temas universales. Entre otras cosas, las corrientes poscoloniales han interpretado su figura como un símbolo del imperialismo y de la supremacía de Inglaterra.
No obstante, con frecuencia, los personajes y las posturas en el canon shakesperiano son ambiguos y muchos de ellos chocan entre sí. Esto permite que varios grupos usen al poeta nacional de Inglaterra para explorar su propia identidad.
En el mundo. En actos de contestación a Londres, las excolonias reelaboran las obras de Shakespeare en un contexto “local”, donde los discursos interculturales pueden enriquecer la obra y brindar nuevas lecturas.
Alguna adaptación china puso una coreografía de artes marciales en lugar del baile de los Capuleto, y en la India no es raro ver que se integre la tradición de música y danza a las obras occidentales.
También se ha entendido Romeo y Julieta como una historia de la intolerancia, por lo que es casi estándar verla adaptada a rivalidades étnicas, políticas o económicas de cualquier contexto: de allí que existan versiones “nativas” de excolonias británicas e incluso españolas.
Por ejemplo, en Cuba se ha dicho que el amor de Romeo es genuinamente revolucionario, contrario al amor feudal de Paris, quien busca arreglar su matrimonio con Julieta mediante un acuerdo económico con Capuleto. La adaptación cubana Romeo y Julieta en Luyanó está fuertemente vinculada con un espíritu comunista, casi de propaganda, donde lo que detiene el amor de Felipe y Odalys no es una rivalidad entre familias, sino una diferencia determinante: el padre de Felipe quiere emigrar a Miami con su hijo. Para la población cubana, fragmentada en muchos sentidos, el exilio de Romeo tendrá otro significado.
Por otra parte, West Side Story precisamente sigue a los expatriados. La rivalidad entre los Jets anglosajones y los Sharks puertorriqueños, el grupo migrante recién llegado en el contexto del musical, permite explorar la tensión entre los “originales” y los los nuevos habitantes de Manhattan. ¿Qué significado hallará un público costarricense cuando el tema de la inmigración es recurrente en la opinión pública?
No obstante la recepción individual de estos derivados, deberá reconocerse que, gracias a esas adaptaciones, reescrituras o apropiaciones, la obra de Shakespeare ha llegado hasta nuestros días con una presencia contundente en varios espectros de la cultura.
Esas “desviaciones” del Shakespeare “original” permiten redescubrir la obra fuente y retar los lugares comunes, lo que a su vez significa que son los derivados los que confirman la trascendencia de William Shakespeare, al mismo tiempo que amplifican su alcance.
El autor es egresado de la Escuela de Letras Inglesas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Se ha especializado en la obra de William Shakespeare.
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"West Side Story" se presentará en el Teatro Popular Melico Salazar del sábado 2 al miércoles 13 de mayo. Las entradas se ofrecen en LaBoleteria.co.cr y sus puntos de venta. En este sitio aparecen los horarios de las funciones. Teléfono: 2247-5050.