He aquí una aventura del famoso Pikachu, del mundo de los pokemones, convertido en detective a la fuerza, quien logra conectarse mediante palabras humanas con el personaje principal de la película. Se trata de Pokémon: Detective Pikachu (2019), dirigida con algún oficio por Rob Letterman.
Antes de seguir adelante, estoy claro que, según las reglas ortográficas del castellano, la palabra “Pokémon” no debiera tildarse. Si se hace es para procurar una pronunciación lo más fiel posible a la del japonés y pongamos la fuerza expresiva en la e.
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Sin embargo, muchas personas siguen diciendo Pokemón, con el tono fuerte en la “o”: ¡somos tercos! En todo caso, la palabra es una abreviatura del inglés Pocket Monsters (monstruos de bolsillo) y por ahí va la historia de este héroe nacido desde un videojuego.
Luego, nuestro pequeño y simpático personaje, con sus chapitas en las mejillas, dignas de un cuento infantil, pasó al mundo del animé y, de ahí, exitoso con todos sus colegas, lo encontramos hasta de peluche en tiendas de regalos.
Hoy, con la película Pokémon: Detective Pikachu, lo encontramos sin su amigo Ash Ketchum, aunque es posible que la trama de la película (muy agringada) le llegue más a los seguidores del videojuego de rol o del propio animé.
Para evitar contarles algo del argumento, por aquello de que por poco que cuente sea posible que cuente mucho, lo importante en mi mirada crítica y a la larga majadera, es que estamos ante una película mal narrada.
El filme abunda en innecesarias reiteraciones: es absurdo su afán de querer explicarlo todo cada vez que tiene alguna oportunidad. Igual, es increíble que con un personaje tan querido no se haya insistido en encontrar una función poética del lenguaje: ¡eso se estaba cayendo!
Los personajes están flojamente diseñados y las actuaciones son tan malas que solo empeoran ese aspecto, es como si los histriones estuviesen en otra película y no en esta, de personajes reales junto a personajes animados.
La animación es más rescatable, así desde la cola de Pikachu, pero pienso que no fue buena idea poner a nuestro héroe a hablar hasta por los codos, incluso en detrimento de su pika-pika, por lo que pica menos Pikachu, o sea, se siente menos placer ante él, porque se le siente menos acabado por sí mismo.
Hay por ahí una expresión del filólogo alemán August Wilhelm von Schlegel (1767 - 1845), quien afirma que cuanto más prosaico resulta un discurso, más pierde su acentuación musical y no hace sino articularse con sequedad. No me cabe duda que Pokémon: Detective Pikachu es película ingratamente reseca en términos narrativos y en el manejo del lenguaje fílmico.
Por esa ruta, el filme pierde medida, ritmo y cadencia (va a saltos). No lo dudo: es probable que los fans la pasen mejor que yo al ver la película; sin embargo, pese a considerar eso, sigo pensando que es cine mediocre.
POKÉMON: DETECTIVE PIKACHU
Título original: Detective Pikachu
Estados Unidos, 2019
Género: Acción
Director: Rob Letterman
Elenco: Justice Smith, Ryan Reynolds, Kathryn Newton
Duración: 104 minutos
Cines: CCM, Cinemark, San Pedro, Cinépolis, Citi
Calificación: DOS estrellas ( * * ) de cinco posibles