El servicio de emergencias 9-1-1 remitió al PANI un total de 40.382 llamadas con diversas denuncias como agresión, abandono, abuso sexual, consumo de drogas y explotación laboral en contra de menores de edad.
Los datos corresponden al período de enero a noviembre del 2015, según confirmó la oficina de prensa del Patronato.
De ese gran total, el PANI atendió 11.019 llamadas por agresión física y psicológica, que se desglosan en 8.183 por agresión física, y 2.836 llamadas por agresión psicológica.
Los conflictos familiares donde están involucrados niños fueron la situación que generó una mayor cantidad de llamadas al Patronato, con 13.585.
Las llamadas telefónicas son atendidas por un grupo de profesionales en Psicología, Trabajo Social y Derecho, quienes filtran las llamadas, puesto que un porcentaje son consultas.
Otras denuncias fueron por negligencia en salud, con 6.203 llamadas; abuso sexual, con 1.830 acusaciones; menores solos en la casa, con 1.288 casos; y 2.180 llamadas por niños en la calle.
El consumo de drogas (1.503 casos) y la exposición a drogas (2.094) son otras de las causas que acaparan las líneas telefónicas direccionadas al Patronato por el 9-1-1.
En los casos en que los funcionarios del centro de llamadas consideren que se trata de una posible agresión, pasan el caso a una de las oficinas locales del PANI, con los datos del menor de edad, de los padres y la dirección de la residencia.
En las oficinas, los funcionarios reciben el caso, definen si existe una posible agresión o abuso y lo clasifican según el tipo de denuncia, explicó Marianela Cubero, de la Gerencia Técnica del Patronato.
Los funcionarios se dan a la tarea de investigar el caso, para lo cual visitan la vivienda del afectado, hablan con el menor, con sus padres, vecinos y en su centro de estudio.
Si se comprueba una situación de maltrato, se intenta resolver la situación hablando con los familiares. Si se trata de un caso reiterado o con altos factores de riego, se interpone una denuncia ante el Ministerio Público y se valora sacar al niño de la casa.
"Sacar al menor de la vivienda es la última alternativa que toma el PANI, porque es una situación traumante para el niño", resaltó Cubero.
Si el agresor vive con el menor y no existe una figura en el hogar que proteja al niño, el PANI procede a sacarlo de la vivienda. Archivo.El Patronato valora los factores de riego y de protección (personas que velen por el cuidado del niño) para tomar la decisión de quitárselo a sus cuidadores.
Por ejemplo, si un padre agrede a su hijo, se mantiene viviendo en la casa y no existe una figura de protección, la institución procede a sacar al menor.
De sacar al niño, se trata de ubicar con una familia en primera instancia, de no ser posible, con un recurso comunal (vecinos, allegados de confianza) y, como última alternativa, en un albergue del PANI.
Denuncias falsas por venganza. Algunas de las llamadas de denuncia son falsas, lo que implica una movilización innecesaria del recurso humano del PANI.
Un caso que se presenta con regularidad es el de personas que, por venganza, acusan a sus vecinos de maltratar a los hijos.
"Ha pasado muchas veces. Por problemas entre vecinos, llaman y dicen que uno de los vecinos maltrata a los hijos, y cuando investigamos el caso nos damos cuenta de que es falso", contó la funcionaria.
Marianela Cubero indicó que los funcionarios del PANI se apegan a los protocolos establecidos por la institución para desestimar una denuncia y tratar las reales.
La mayoría de denuncias al PANI ingresan por el sistema de emergencias 9-1-1, pero también se reciben acusaciones por medio de llamadas a las oficinas del Patronato, vía correo electrónico, por medio del sitio web y de forma presencial.
En el 2014 se atendieron 43.581 denuncias vía telefónica, de las cuales 10.851 fueron por agresión física y psicológica.