Ileana Chacón, de 55 años, llegó temprano este lunes a las instalaciones del Consejo Nacional de Personas con Discapacidad (Conapdis), en Heredia.
Ella es ciega y se disponía a recibir una capacitación sobre la Ley de Autonomía Personal. Usualmente, hubiese buscado un asiento cercano a la salida, pero, en esta ocasión, pidió ser ubicada lo más al frente del salón.
¿La razón? Ella quería conocer cuán fácil o difícil le iba a ser evacuar esa aula como parte del simulacro nacional, que se realizó a las 10 a. m. de este lunes. A su criterio, el resultado no fue nada positivo.
A las 10 a. m., un sonido proveniente de una licuadora o batidora provocó que las personas asumieran que había empezado el simulacro y empezaron a evacuar.
Esto significó que, cuando la alarma real sonó a las 10:02 a. m., ya todos estaban reunidos en un parquecito que hay a lo interno de las instalaciones de Conapdis.
"Primero sonó algo muy bajo, no sabemos qué fue y todos comenzamos a evacuar, pero me parece que no es bueno un aviso tan previo. Eso hace que no exista susto entre la gente, hace que no se pueda medir realmente lo que ocurriría en un temblor u otro evento.
"Por ejemplo, cuando llegamos a la capacitación, en ningún momento nos dijeron cuál iba a ser el protocolo de emergencia. Yo, que no veo, no tenía ni la más mínima idea de para dónde tenía que agarrar si quería ponerme a salvo.
“No fue hasta que comenzó el simulacro que la funcionaria comenzó a decir para dónde teníamos que irnos, pero imagínese que hagan eso en un terremoto de verdad. Nadie va a escuchar las recomendaciones; esa es una información que debe darse de forma anticipada.
"Una vez que sonó esa alarma tan baja, empezamos a salir, pero fue una salida pacífica, suave, ligera; la gente hasta se quedaba hablando en los pasillos. No se tomó en serio la situación, porque ni la alarma sonó cuando debía.
"Ya, plenamente en la evacuación, una muchacha me vino a buscar de forma anticipada para ayudarme a salir y esas son cosas que no ocurren en una emergencia de verdad. Me preocupaba mucho golpear o hasta hacer caer a alguien con mi bastón, pero aquí sí me ayudaron y no pude medir esas situaciones que me preocupan.
"Mientras yo avanzaba, pensaba en los sordos. Ellos no escuchan la alarma, entonces ¿qué pasa? ¿Cómo hacen ellos? Tienen que tener algo especial y lo tienen que tener en todos lados.
"También pensaba en las personas que tienen una discapacidad psicosocial, como los autistas. Si ellos escuchan un ruido fuerte y no saben a qué se debe, se ponen histéricos y, por más que se intente sacarlos del lugar, no lo permiten.
“Son consideraciones que se deben tener en cuenta, porque, a lo que vimos hoy, a Costa Rica le falta demasiado para cubrir nuestras necesidades en emergencias”.
A las 10:05 a. m. ya todas las personas habían vuelto al aula donde recibían la capacitación.
Según la Conapdis, 19.000 personas con discapacidad se sumaron al simulacro en todo el país.