14-01-2013. Hora: 10:10 a.m. Fotografas de restos seos que corresponden a casos activos en los cuales an se investiga a quin pertenecen. Las imgenes se realizaron en el edificio de la Medicatura Forense en San Joaqun de Flores, Heredia. Fotos: Mayela Lpez (Mayela_Lopez)
Los huesos hablan: las marcas, tamaños y formas de cada uno revelan hábitos, cirugías, patologías e incluso si la persona era atlética, zurda o derecha.
Solo el ojo entrenado de un antropólogo forense puede descifrar esa información, así como el sexo, edad, origen ancestral, estatura y la causa y manera de muerte a partir de los huesos, con el fin de identificar al individuo.
No obstante, un gran enigma rodea a seis de cada 10 osamentas humanas halladas en el país en los últimos cinco años pues el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) no logró determinar a quién pertenecen.
Los registros de la Medicatura Forense arrojan que del 2008 al 2012 hubo 77 hallazgos de restos óseos, de los cuales solo se identificó el 44% (34 casos) y en el 80% nunca se supo si fue un homicidio, suicidio o accidente.
Francisco Segura, director del OIJ, aseveró que investigar restos esqueléticos es “complejo”. “En estos casos, muchos indicios se pierden y no se puede determinar el tiempo ni causa de muerte. Esto se complica más porque no sabemos quién es la víctima”, dijo.
Identificación. La antropóloga forense Florizul Cruz enfatizó en que el objetivo final de esta rama de la ciencia es la identificación del individuo. Por ejemplo, un estudio del perfil biológico de los huesos puede concluir que se trata de un hombre caucásico, de 65 años, 180 cm y que en el pasado se fracturó la tibia derecha.
Con ese dictamen, los investigadores revisan si hay denuncias de desaparecidos en la zona del hallazgo que coincidan con esas características. A partir de ahí, reducen la lista de posibles sospechosos y se comprueba si es o no mediante técnicas de superposición de fotografías, radiografías, comparación de dentición, reconstrucción facial o de ADN.
A ciegas. Esos resultados de identificación se ven afectados cuando se trata de ilegales indocumentados, cuando el esqueleto está incompleto, cuando se aplican técnicas inadecuadas al levantar los huesos o cuando la investigación policial es ineficiente.
Por años, el OIJ ha estado a ciegas porque no ha contado con un antropólogo forense propio que dirija esas pesquisas, y debe acudir a la consulta de dos antropólogas forenses externas, a quienes se les paga apenas ¢159.300 por cada dictamen completo.
Lawrence Chacón, médico de la Sección de Patología Forense, afirmó que la contratación de un antropólogo forense a tiempo completo no se justifica porque el trabajo es muy poco, ya que en Costa Rica aparece, en promedio, un resto óseo cada 23 días.
Chacón reconoció que la falta de un experto en el OIJ provoca que la exhumación de osamentas sea delegada en investigadores que desconocen las técnicas arqueológicas forenses correctas.
En todo el país, por ejemplo, la Sección de Inspecciones Oculares y Recolección de Indicios (Siori) del OIJ solo tiene cuatro investigadores entrenados en esa materia.
Raúl Bonilla, director del Departamento de Medicina Legal, señaló que un ente forense serio debe contar con este tipo de especialistas y aseguró que su interés es abrir una plaza de medio tiempo.
Por su parte, Segura reconoció que se analiza si abren esa plaza o si especializan a uno de sus patólogos en antropología forense.
Protocolo. El OIJ realiza, en promedio, nueve autopsias todos los días; este procedimiento se hace cuando los cadáveres aún tienen tejidos blandos.
En el caso de las osamentas, como ese tejido blanco no existe, lo que se hace es una inspección y no una autopsia, pero siempre está a cargo del médico forense.
El doctor Lawrence Chacón comentó que los médicos forenses no tenían un estándar a la hora de emitir el dictamen legal con restos óseos, pero ahora usan un protocolo básico que él desarrolló para reducir las deficiencias e insuficiencias en los informes.