Bijagua, Upala
A las 4:45 p. m. de este sábado, apareció el cuerpo de Bianca Pichardo Argüello, niña de año y ocho meses, cuya casa fue embestida por una cabeza de agua en Bijagua de Upala, durante el paso del huracán Otto.
La menor quedó a 100 metros de su vivienda. Estaba junto a un árbol, totalmente enterrada entre escombros de casas, barro y vegetación.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) se hizo cargo de la escena y solicitó a la gente no acercarse para poder extraer el cuerpo.
La menor estaba detrás de una de las viviendas que resultó intactas durante la embestida del río. Se trata de la zona por donde logró salir su padre, Rolando Pichardo.
Intensa búsqueda
El back hoe que trabajó todo el día en el terraplén donde murieron tres personas, en Bijagua de Upala, levantó una lata de la devastada casa y Heriberto Monge lanzó un grito para detener la segunda palada del tractor.
Soterrada, se veía la piyama de la niña, apenas se veía un poco y Heriberto vio la silueta de la niña.
Ese fue el lugar exacto desde donde Rolando, su padre, pudo salir de la casa en el momento en que una gran cabeza de agua se llevó la casa que él compartía con Vanessa, su esposa, y su pequeña hija.
Monge pidió, entonces, a un tío político de la bebé, Israel, que confirmara si era ella y, efectivamente, ahí estaba la niña.
En el lugar exacto en que apareció, solamente había un grupo de vecinos y los dos tractores que todo el día estuvieron removiendo el material, con todo el cuidado posible, para sacar el cuerpo incólume.
El padre de Rolando, ahí presente en ese momento, rompió en llanto cuando vio la niña y salió del lugar.
La niña apareció seis horas después del funeral de su madre.
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Una vez encontrada la niña, se le informó al Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y a la Fuerza Pública, quienes apoyaban el trabajo de los rescatistas del Cuerpo de Bomberos, 200 metros ladera abajo.
Tragedia
El hecho sucedió el jueves por la noche, cuando una gran cabeza de agua bajó desde uno de los cerros Miravalles y se llevó dos casas, la de los Pichardo Argüello y la de los Zúñiga Picado.
En la primera, perdieron la vida Vanessa Argüello, de 30 años, y su hija Bianca, de un año y ocho meses. Rolando Pichardo logró salir de la casa sumamente golpeado por las rocas y los grandes árboles que los golpearon.
En la segunda casa, arrasada a la mitad, murieron la profesora de Español Isabel Picado y su hijo, Israel, de 11 años.
Los tres fallecidos habían sido encontrados este viernes por la mañana.
Esta tragedia fue el principal y más fuerte impacto del paso del huracán Otto por Bijagua de Upala, que mantenía incomunicada una comunidad de campesinos llamada Altamira, a unos cinco kilómetros del centro de la localidad.
Durante toda la noche y todo el día las lluvias han sido intermitentes, con intensidad variable, lo que dificultó las labores de búsqueda del pequeño cuerpo de la niña, y además generó que la Cruz Roja Costarricense previniera a los lugareños por las crecidas del río, montaña arriba, pese a que continuaban labores de dragado en las quebradas para evitar que de nuevo perdieran su curso y desolaran nuevamente el lugar de la tragedia.
Heriberto Monge era uno de los vecinos decididos a encontrar a la niña y fue quien mantuvo sus ojos, todo el día, entre los escombros, durante dos días y medio.
Las reacciones.
Cerca de las 6:40 p. m., el ministro de la Presidencia, Sergio Alfaro, confirmó que con el hallazgo de la pequeña niña, la cifra de fallecidos por causa del huracán Otto llegaba a diez personas.
La Nación intentó conversar con el padre de la niña, Rolando Pichardo; sin embargo, estaba tan afectado que no pudo articular palabra luego de ver a su hija ya fuera de los escombros.
"Encontramos a la niña bajo una lata de cinc, precisamente como se lo soñaron anoche (un niño de la localidad afirmó haber soñado que estaría de esa forma). La retroexcavadora levantó la lata y el compañero (Heriberto Monge) la divisó. Yo no podía divisarla bien, parecía una muñeca, estaba enterita, empijamada, como si estuviera durmiendo", dijo Israel Quesada, tío político de la niña.
Monge contó que él pudo ver la ropa pero prefirió que se acercara el familiar de la familia, para confirmar si se trataba de la bebé.
Temprano, bajo el mando de varios miembros de la Policía de Fronteras, del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), de la Fuerza Pública y de la Cruz Roja Costarricense, los vecinos empezaron el peinado del terreno, aproximadamente unos 400 metros, para facilitar el trabajo de la unidad canina y abrir zonas de olfateo que permitieran dar con Bianca.Sin embargo, a la hora del hallazgo, solamente vecinos se encontraban en el punto exacto donde estaba la niña.
"Aunque yo he estado desde ayer en esto, pues si la veo, yo les decía que ahí estaba, solamente, tal vez por el mismo temor o susto no me acerqué para ver si de verdad era el cuerpito", mencionó Monge.
Quesada insistió en que el papá de la niña salió precisamente por el lugar donde la hallaron y, al ver esa comba, estaban seguros de que tenía que haber sido por ahí. "La tromba había tirado todo hacia ese sector. El papá lo presentía, que la bebé estaba ahí, desde ayer, y nos dijo que ella estaba ahí en esa comba", añadió el tío.